¡Boto la toalla…no puedo más!

¡Boto la toalla…no puedo más!

Esforzaos y sed valientes; no temáis, ni tengáis miedo de llos; porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará. (Deuteronomio 31: 6)

Por diez años Tomás Edison intentó construir una batería de almacenaje de cargas eléctricas. Sus esfuerzos, agotaron en gran medida sus finanzas.

Cuentan sus biógrafos que en Diciembre de 1914, cuando Tomás ya no era precisamente un joven  ,  se suscitó un incendio espontáneo en su estudio.  En minutos todos los compuestos empacados para discos o cintas y otras sustancias inflamables, ardieron en llamas.

Aunque los   bomberos vinieron de ocho pueblos circundantes, el intenso calor y la poca presión de agua, provocaron que fuera inútil apagar las llamas.

Todo quedó destruido. El daño sobrepasaba los  dos millones de dólares;  los edificios de cemento que se consideraban construidos a prueba de fuego, estaban asegurados apenas por la décima parte de esa cantidad.

Charles, el hijo del referido inventor, buscó con desesperación a su padre de sesenta años,  temeroso de que la confusión, el desaliento o la depresión dañaran su ánimo. Sin embargo lo encontró  contemplando el fuego, con una pasmosa y  admirable serenidad.

A la mañana siguiente, Tomas Edison, mientras observaba  las ruinas   exclamó:   “Hay algo valioso con este  desastre; pues significa que se quemaron todos nuestros errores, y que gracias a Dios podemos comenzar de nuevo”.

Según se conoce: tres semanas después del incendio, Tomas Edison se las ingenió para inventar el primer fonógrafo.

Querido amigo o amiga, en la vida cotidiana,   ante las tragedias o los sufrimientos, viene a nosotros el desánimo  dispuesto a  acabar  con nuestros sueños.

En el campo espiritual igual,   todo va bien hasta que   las   infaltables  pruebas  empiezan a llegar:       puertas económicas que se cierran ,   salud que  no mejora, finanzas que no aumentan,   familia que se aleja ; problemas por doquier,  y el milagro que tanto anhelábamos,   no llega.  Entonces viene   el desánimo,  la desolación,  y obviamente las   ganas   de abandonarlo todo, de   regresar  a nuestro antiguo estado, a nuestro “Egipto de esclavitud”.

No olvidemos que en la carrera de la vida vamos a encontrarnos    con  puertas  estrechas,   caminos difíciles, abismos inmensos, y puentes rotos que seguro  intentarán  frenarnos;  pero si nos apoyamos en el Señor, si decidimos confiar en Él  y poner nuestros  pies por donde van SUS  huellas  ,  será más fácil;  avanzaremos comprobando  que ningún obstáculo será lo suficientemente fuerte como para  hacernos  botar la toalla o retroceder.

La Sagrada Escritura dice que el Señor:  “… da fortaleza al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán, y no se cansarán, caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40:  29 – 31).

Autor: William Brayanes

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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