Me pregunto si…

Me pregunto si…

Mi mente se anula cada vez que veo acumulada la tarea diaria

Mis ojos se angustian cuando notan que el tiempo vuela y la jornada es muy larga y al parecer nada llevadera.

El trabajo, los estudios y aquellos cursos que parecen interminables

son en los que me he estado sumergiendo cada minuto, cada tarde.

Y es cuando se crea la preocupación de saber si realmente estoy sirviendo al Señor.

Me he estado preguntando tanto si es correcto pasar más de doce horas estudiando

Me he preguntado si haciéndolo descuido mi relación con Dios

Me he preguntado tanto, tanto que decidí preguntarle a muchas otras personas más, toda me hablaron de que lleve a Dios a estudiar.

Y así fue como lo hice, lleve a Jesús al instituto y también a la universidad

Empecé por sonreír al cielo y decirle: “bueno ahora nos toca el curso de comprensión”

Lo llevé a estudiar francés, lo llevé a comer y cuando todo andaba bien pasó lo inesperado

Otra vez volví a preguntarme si no estaba ocupando mucho tiempo en  los estudios y menos en mi Padre.

Cuando llegué a casa no pude hacer mucho por predicar la palabra a mis pequeñas hermanas debido a que dormían y el cansancio físico me atacaba.

Fue cuando muy silenciosa me fui a dormir con mi almohada y otra vez me pregunté si estaba bien lo que hace algún momento me preguntaba.

A veces debo confesar que me enredo como un ovillo de lana que una vez desatado es difícil volver a amarrar; sin embargo es tanta la gracia de Dios que una vez me empezó a hablar.

Me dijo con voz tenue y a la vez estridente, no te estreses más, no hay de qué preocuparse y mucho menos llorar, no tienes que hacer grandes cosas para que yo no te deje de amar.

No te pido proezas y mucho menos extrañezas para que yo contigo pueda caminar.

Me lo has dicho y te creo porque reviso tu corazón a cada momento

Sé que me amas y piensas en mí cuando ves el cielo, sé que en mí piensas cuando estudias y anhelas graduarte diciendo: Señor lo logramos

Sé que me incluyes en tus días, tardes y noches cuando llegas muy tarde a tu casa y me pides envíe una legión de ángeles para que te cuiden como una niña mimada.

No tienes que hacer absolutamente nada para que yo te ame, solo te pido que dejes de hacer lo que hasta el momento has hecho, turbarte, afanarte y pensar que tienes que hacer algo maravilloso para que yo contigo ande.

En cuanto a los estudios, al trabajo, los idiomas no los veas como mi enemigo, ya que sé que ellos no son competencia frente mío, yo he decidido dártelos para que a través de ellos mi inmenso amor por ti se glorifique, no me estás fallando o intercambiando.

Lo que si te exijo es que te deleites en todo lo que hagas, cuando dejas de hacerlo es cuando yo pierdo en tu vida, deléitate cuando tengas que despertar temprano y dormir tarde, deléitate cuando tengas que tomar los autobuses que pasan repletos de gente, deléitate cuando un niño te sonría o cuando veas las margaritas, cielo y mi nombre en alguna propaganda, sonríe, ya que a través de la sonrisa que te di me deleito yo al saber que mi hija me ama sin condición.

“Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como si fuera para el Señor y no para la gente. Recuerden que el Señor los recompensará con una herencia y que el Amo a quien sirven es Cristo” Colosenses 3:23-24 (Nueva Traducción Viviente).

Autora: Estephany Cordova

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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1 Comentario

  1. pepito dice:

    como anillo al dedo!!! 😀 gracias, andaba pensando en dejar actividades, ahora es necesario practicar la fe en todo tiempo 🙂

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