Mil intentos y un invento
En realidad este atractivo título le corresponde a una realización de hace muchos años de nuestro genial García Ferré. Es que durante mi niñez ya existía el cine de dibujos animados …¡y en color!.
El protagonista, después de muchos intentos, terribles fracasos y dificultades, finalmente logró el invento que se proponía.
Esto me recuerda a uno de los más grandes inventores que ha vivido sobre la faz de esta tierra: Thomas Alva Edison. Tal vez alguno de sus más de mil inventos ya no se use o haya sido superado por las tecnologías del siglo XXI, pero los principios fundamentales que dieron origen a las nuevas realizaciones tecnológicas, los estableció Edison y su equipo de colaboradores.
Sin embargo, pocos saben que cada una de sus realizaciones no fueron precisamente un cuentito de hadas. Muchos intentos, numerosos, amargos y estrepitosos fracasos; graves dificultades en la vida, gruesos nubarrones de tormenta, verdaderos dolores de parto precedieron a unas cuantas de sus geniales creaciones, de las cuales aún disfrutamos.
Un visionario, dueño de una inteligencia como pocas; enfrentó sufrimientos en un todo de acuerdo y a la medida de su estatura intelectual y visión de su horizonte. Sin embargo, una vez superado el amargo trance, reflexionaba sobre los posibles motivos del fracaso y una y otra vez volvía a intentarlo hasta que lograba concretar y darle forma a una nueva creación. En pocas palabras, hasta que lograba poner en el plano físico lo que antes estaba en lo profundo de su corazón y su mente.
En algún sentido, tal como Edison, todos nosotros somos inventores de nuestra propia vida, hacedores de nuestro propio camino. “Concibe un pensamiento y concretarás un hecho” dijo alguien con sobrada razón. Y es que toda nuestra vida es el resultado de pensamientos, decisiones y finalmente concreción de lo que se encuentra en nuestra mente y corazón.
Como resultado de esto, en algunas oportunidades nos toca festejar un gran logro. Otras nos atañe llorar amargas lágrimas de dolor por un error, pecado o decisión mal tomada. Es cuando la sombra del fracaso emerge sobre nuestras vidas, cuando todo parece haber llegado a su fin, cuando el tren de nuestra vida parece haber llegado a su última estación y ya no hay nada más que hacer. Cuando los gruesos nubarrones de tormenta tapan el cielo hasta tal punto en que ya no recordamos que por sobre ellos aún está un sol brillante y resplandeciente que brilla majestuoso en el firmamento. La frustración, el desaliento, el enojo, la culpa, el temor que genera un fracaso en muchas personas ejerce un peligroso efecto paralizante. Es cuando se convencen a sí mismas de que ya no hay más salida, que no existe solución para su drama de vida, que todo se terminó.
Los orientales saben que crisis es también oportunidad. Y esto parece que Edison lo tenía muy en claro. Una conocida organización de madres en mi país, escribió en el piso de una plaza pública: “la única lucha que se pierde es la que se abandona” y estoy de acuerdo con esto para la mayoría de los casos.
Hoy puedes sumirte en la más absoluta y negra de las derrotas, pero no te olvides que los gruesos nubarrones que oscurecen todo y tapan el cielo, también son parte del paisaje.
Mil intentos podrás tener. Pero si se lo permites, el Gran Inventor puede hacer emerger de las cenizas de tu derrota, el más bello de los inventos: tu hermosa vida restaurada.
No pierdas la fe ni la esperanza.
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
(Hebreos 11:1 RV60)
Autor: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.mensajesdeanimo.com
PRECIOSO MENSAJE MI ESTIMADO AMIGO.
BENDICIONES,
BRENDALIZ