Festival Pirotécnico

Festival Pirotécnico

Por motivo de la celebración de un año más de independencia de mi país hace pocos días hubo un festival piromusical en las costas de la ciudad donde vivo. Estuvo realmente bonito y lo disfruté junto a mi familia. Siempre me han gustado los fuegos artificiales, pero esta vez tomaban un sentido distinto.

En un momento, mientras tronaban en el cielo recordaba en la Biblia cuando se comparan los truenos con la voz de Dios. Ese ruido ensordecedor de la dinamita explotando en el cielo me hacía pensar en cuando Dios nos habla, o le habla a nuestras circunstancias.

Todo el festival fue para mí una metáfora de la manera en que Dios trabaja en nuestras vidas. En primer lugar lo que señalé anteriormente: el ruido. Pensé en TODAS las veces en que Él me ha dicho que haga las cosas de cierta manera y yo las hago al revés, en todas las veces que me ha gritado ensordecedoramente para que sepa que Él continúa ahí, aunque las circunstancias y la tormenta suenen aún más fuertes. También el color de los fuegos me recuerda la multiplicidad de promesas y la diversidad de alternativas que Él me regala diariamente, las oportunidades, las posibilidades, los aprendizajes, las pruebas que fortalecen mi carácter, el cómo estas estallan cuando están en contacto con el cielo, cuando están altas y alcanzan el lugar en que tienen que estar para estallar y ser vistas y ovacionadas por la multitud, similar a la celebración del gol de la selección de mi país.

De todo lo que podía observar desplegarse en frente de mí, no podía dejar de dar las gracias, pero tampoco en reparar en aquellos fuegos que no alcanzaban la altura necesaria y se extinguían lentamente. Y en ocasiones esto también ocurre en nuestras vidas, está todo el “material pirotécnico” pero por alguna razón no “estalla” como debería hacerlo. Pero si nos ponemos a pensar, manteniendo la metáfora que he relatado, NADIE recuerda a estos “fuegos fallidos” ni tampoco lleva la cuenta, sólo se recuerda los que se desplegaron con todo esplendor sobre el cielo estrellado. Así también ocurre con nuestros errores y fallas: Dios no los recuerda. Él recuerda nuestras grandes victorias, nuestras conquistas, nuestros buenos momentos, Él no recuerda lo que quedó a la mitad, ni mucho menos lo que no fue. A Él no le importa.

Que tu vida y la mía sean el mejor festival pirotécnico que se pueda llegar a ver sólo depende de nosotros, si hay un fuego que se extinga antes de nacer será totalmente remplazado por aquello que sí ocurrió, por aquello que hizo retumbar el cielo. Tu vida y la mía es dinamita en colores, truena alto e ilumina la oscuridad con tus artificios.

Autora: Poly Toro

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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