Parece que fue ayer
Un año que se va, otro más que viene… Y pensar que ayer nomás estábamos despidiendo al 2015, ayer nomás, lo quemábamos, lo pisoteábamos, le dábamos de correazos, y luego nos entregábamos en largos y calurosos abrazos con los vecinos, los amigos y nuestros seres queridos, augurándonos un buen año nuevo.
Pues sí, como el título de una canción de Armando Manzanero, “Parece que fue ayer” que nos apostábamos cerca de la hoguera donde se fundía el monigote de cartón y papel, contendiendo en alguno de sus bolsillos, una larga lista de cosas que simbólicamente deseábamos terminar en las llamas del fuego purificador.
Parece que fue ayer cuando observábamos a mucha gente en serios apuros, sacando las maletas a la puerta de la casa y dando las vueltas con ellas a la manzana, para dizque tener muchos viajes el año siguiente. O a otros comprando ropa interior amarilla para ponérsela la noche de fin de año, a objeto de -según ellos- asegurar felicidad y buenos momentos.
Parece que fue ayer cuando algunos de nosotros, desconocedores de la Palabra de Dios, nos servíamos cucharadas de lentejas cocidas; nos lavábamos las manos con champaña y azúcar, y repartíamos espigas de trigo, para -conforme la tradición- atraer la riqueza y prosperidad en el nuevo año.
Querido amigo y amiga, es posible que de ese ayer aún te hayan quedado algunos retoños de superstición. Te recuerdo entonces que se acerca el momento para que entre los restos del año viejo, chamusques tales retoños , mientras mentalmente puedas elevar una oración que termine diciendo: “Desde hoy, solo pondré mi confianza en ti Señor”.
Al despedir el año que se va y recibir el año que viene, vale entender que no es que nos irá bien por el mero hecho de cumplir con toda una ritualidad supersticiosa, sino por el grado de fe, confianza y obediencia que pongamos en el único rector de nuestro destino: Dios. El tiene en sus manos el plano, las llaves y el manual de manejo de nuestra vida, sin cuyo permiso, nada podrá ocurrir; ni siquiera se moverá un cabello de nuestra cabeza.
No dejemos entonces que el bullicio y la euforia del 31 nos enajene, al punto de olvidarnos renovar el compromiso con el Señor, de seguirnos entregando a su santa voluntad; así como pedirle que nos regale grandes porciones de salud, amor, fe, paz interior, sabiduría y prosperidad, para nosotros y nuestro prójimo.
Anhelo un 2013 repleto de bendiciones para el equipo de personas que permiten que nuestros comentarios lleguen a su destino; lo mismo para ustedes queridos amigos de la red, que semana a semana tienen la amabilidad de leernos. Igual anhelo para aquellos nuevos visitantes que cualquier día de estos se topen con estas páginas, y piensen: “qué casualidad; es lo que buscaba”, sin saber que no es coincidencia, ni casualidad, sino parte del propósito que el Señor tiene para transformar sus vidas.
“Bendito el varón que se fía en Jehová, y cuya confianza es Jehová.Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viniere el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.” (Jeremías 17: 7,8)
Autor: William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com