Mal agradecidos
“Den siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre.”
(Efesios 5:20)
Cuéntase que una vez un líder espiritual que vivía en un pequeño pueblo pesquero , luego de una terrible tormenta, colocó en una de las pilastras de la iglesia un cartel con los nombres de nueve pescadores, y sobre tales nombres, la frase: “Perdidos en el mar”.
La noticia cundió rápidamente por toda la ciudad, a tal punto que uno tras otro, los nueve hombres mencionados en el cartel, llegaron donde el líder a protestar, porque ellos, si bien es cierto que habían naufragado, también habían sido rescatados oportunamente. Por lo tanto no se hallaban en calidad de extraviados, como anunciaba el cartel.
Días después, en la reunión dominical, el referido líder espiritual se dirigió a los presentes diciendo entre otras cosas lo siguiente: “El otro día se me pidió que ore por once pescadores que habían naufragado. De esos once, sólo dos vinieron después a solicitarme que le dé gracias a Dios por haber permitido que sean felizmente rescatados. Por lo tanto, al haberse acercado solo dos, supuse entonces que los otros nueve pescadores, si no llegaron a agradecer, era porque se habían ahogado”.
Querido amigo, querida amiga: con cuánta frecuencia en nuestra vida diaria, nos parecemos a esas nueve personas “olvidadizas” e ingratas. Diariamente el Señor nos confiere: vida, salud, sueños, metas, triunfos, alimento, techo, familia, aire para respirar, luz para los ojos, paisaje para los sentidos y muchísimas cosas más, y sin embargo en una actitud miope, mezquina , o quizá de soberbia, nos pasamos casi toda la existencia sin agradecerle diariamente por su bondad y misericordia, pensando a lo mejor que lo merecíamos, y que todo radica en nuestros esfuerzos.
Por eso la pregunta que muchas veces me la hicieron mis maestros, mis líderes, y que hoy te la trasmito en este momento que estás leyendo esto, es: ¿Hoy apenas abriste tus ojos a la luz de un nuevo día, apenas te levantaste, o pusiste tu pie sobre el piso, le diste gracias a Dios, por el precioso regalo de un nuevo día de vida?
No te quedará más remedio que contestarla, y hacerlo con sinceridad, porque sabes muy bien que a Dios no puedes mentirle.
“Dad gracias al Señor, porque Él es bueno; porque para siempre es su misericordia”
(I de Crónicas 16:34)
Autor: William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com
No te quedará más remedio que contestarla, y hacerlo con sinceridad, porque sabes muy bien que a Dios no puedes mentirle.
Hermano William, hay un himno de alabanzas que dice:
“¡Oh!guíame, Señor, y guiaré
Al pobre errante que tan lejos va;
Dame alimento y yo también daré
Al pobre hambriento tu maná.
Sin duda hermano, Dios lo ha guiado a enseñar sobre la gratitud, en cada instante de la vida, pero trate de dejar de lado su opinión personal. El verdadero creyente nunca olvida su origen, de modo que nunca pensará en mentirle a Dios. Dios no puede ser burlado. El alimento espiritual debe ser compartido con todos, ya que Dios lo multiplicará a ciento por uno. Bendiciones