¿Y por qué?
Si eres padre o madre recordarás con especial ternura (o fastidio, dependiendo de tu experiencia) la etapa en que tus hijos preguntaban una y otra vez los por qué de las cosas. Hace días atrás conversaba con mi madre y me decía que mis por qué superaban los mil diarios ¡era una locura! Cada respuesta que ella me daba era acompañada por cientos de por qué más, a los cuales respondía con la paciencia que sólo una madre puede tener, pero nunca diciendo “porque sí” o “porque no”. Desde allí creo no conformarme con esa justificación.
En nuestra vida de adolescentes, ponemos a prueba las explicaciones que nuestros padres nos han dado, y si no hemos tenido el privilegio de tener una madre como la mía, los “porque sí” y los “porque no” de nuestros padres pierden total credibilidad, incluso causando irritación y rebeldía. Si no acostumbramos a las personas a crear sus propios “sí” y “no”, se dejarán influenciar por los “sí” y “no” de cualquier persona, o más aún, nunca cuestionarán razones o afirmaciones, ambas procesos tremendamente necesarios para formar el carácter.
Ya en nuestra vida de adultos, el cuestionamiento no es tan radical como lo era antes y es muy posible que, si hicimos bien el trabajo anterior, seamos capaces de defender nuestros “sí” y “no”, pero también seamos capaces de explicarlos y justificarlos. Lo que me preocupa es que en nuestra vida cristiana no seamos capaces de hacer esto, pero más me preocupa que las razones que demos para justificar nuestros “sí” y “no” sean externas y no provengan de una convicción en nuestro corazón.
Cuando converso con adolescentes y les pregunto, por ejemplo, por qué no consumen droga so no tienen relaciones pre matrimoniales, sus respuestas pueden ir desde “porque es pecado”, hasta “porque la Palabra de Dios dice que eso no me hace bien”. Me parecen buenas respuestas, pero insuficientes cuando están en medio de la prueba. Muchas veces educamos y formamos en la prohibición o el castigo, pero no en la libertad que Cristo nos da. Dios mismo dice que todo nos es lícito, pero que no todo nos conviene o edifica (1ª Corintios 10:23), por lo tanto, me parecería que una extraordinaria respuesta ante estas preguntas planteadas sería: “porque no quiero”, “porque cuido mi cuerpo”, “porque quiero honrar mi cuerpo con las decisiones que tome”, no sé si se logra ver la distinción. En el primer caso es porque alguien o algo lo dice, en el segundo caso es porque yo no quiero, decido a partir de mi mismo, no a partir de lo que otros dicen para mi vida.
No quiero decir con esto que no hay que obedecer la Palabra de Dios, por favor no lo interpreten así, sólo digo que es mi anhelo que cada vez que decidamos algo, lo decidamos por amor a nosotros, porque en ese amor demostramos el amor que le tenemos a Dios, en el cuidar el cuerpo que nos dio, en cuidar nuestra mente, nuestro espíritu.
Deseo que cada uno de nosotros haga este autoexamen y se pregunte ¿Y por qué no hago X cosa? ¿Y por qué no me embriago? ¿Y por qué no tengo relaciones prematrimoniales? ¿Y por qué no veo películas con alto contenido sexual? ¿Y por qué no robo? Y tantísimos por qué que pueda regalarte tu imaginación. Cuando logres que todos estos por qué pasen primero por tu propia voluntad y no por la de otros, estarás listo para justificarlos y cumplirlos. Si no es así, pídele al Señor ayuda para justificar tus “sí” y “no” internamente, y no externamente, sólo así los dirás con convicción y resonará el cielo con tu convicción.
Autora: Poly Toro
Escrito para www.mensajesdeanimo.com
Y porque no, a las cosas del mundo, y si, a la Palabra de Dios?
R: Porque vuestra vida esta escondida en Cristo Jesús.
Sed santos porque yo soy Santo.
A la verdad, la carne es débil, pero el Espíritu esta dispuesto.
Acaso ignoráis que vuestro cuerpo es Templo del Espíritu Santo.
No confiéis en vuestras fuerzas o en vuestra propia prudencia.
El principio de la sabiduría es el temor de Jehová, (Temor reverente).
Las palabras de sabiduría y fe, estarán siempre en vuestra mente y en vuestro corazón.
P: Porque cayo Sanson en manos de los filisteos?
R: Porque jugo con el pecado, porque la primera y la segunda (Dalila) eran filisteas incircuncisas, no conocían a Dios ni lo tenían en su corazón.
Dice la Palabra de Dios: Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él.
16:21 Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel. Jueces:16
La Palabra de Dios more en abundancia en vuestros corazones.