Yo le pedí un entrenamiento y me lo dio

YO LE PEDÍ UN ENTRENAMIENTO Y ME LO DIO                                                          

entrenamientoHe peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe. 2 Timoteo 4:7

Desde que mis hermanos nacieron me di cuenta que he ido adquiriendo más responsabilidades, que en ocasiones me robaron la tranquilidad de una vida ligera de cualquier adolescente, cuando lo era. Luego aprendí que de acuerdo a las circunstancias en las que vivía, pues tenía que asumir muchas más responsabilidades, al punto que de alguna u otra manera, me di cuenta que dejé de ver por mí y ver esta vez por mis hermanitas.

Al principio recuerdo no decía absolutamente nada cuando mamá me decía, no a esto o aquello, simplemente aceptaba pero luego mi lengua fue adquiriendo fluidez y fue cuando vinieron las quejas  de mi parte.

Llegué a un punto que desee en algún momento tener otra “suerte”, una en la que todo sea más sencillo, donde en las vacaciones de verano pudiera dedicarme a pasar tiempo con mis amigas, salir y respirar aire de libertad.

Mi vida tomó otro rumbo, la amargura y el bichito de sacar en cara a mi mami especialmente todas las prohibiciones que me había hecho en algún momento de mi adolescencia y juventud se hicieron muy continuas.

Ha pasado el tiempo y es verdad que las responsabilidades siguen siendo las mismas debido a que soy la hija mayor. Es verdad que le he reclamado a Dios el porqué de mi vida tan ajetreada. Y ahora con veinte cuatro años me doy cuenta de todo.

La verdad es que este es el entrenamiento que tanto he soñado que Dios me dé, por supuesto que eso no fue lo que pedí pero recordemos que Dios no te da lo que quieres sino lo que necesitas y sabe te va hacer crecer.

Recuerdo que pedí a Dios me enviara a una especie de retiro por meses y yo sola, donde exista una guía espiritual, una psicóloga, una nutricionista y una amiga. Le pedí que me enviara si es posible al extranjero, lo que yo pedía en realidad no era algo que necesitara sino algo que quería, y que se escondía debajo de todo ello, un deseo demasiado grande de no tener que cuidar a nadie más  que a mí. Definitivamente, no estaba bien enfocada mi manera de pensar.

Han pasado años y el día de hoy cuento con todo ello y no se imagina de qué forma, pues mis hermanitas han ayudado a que busque más de Dios, mi abuelita me envía libros que me ayudan muchísimo a cumplir mi tiempo con Dios diariamente, y la nutricionista soy yo porque soy yo quien preparara la comida casi a diario para mi familia y que día a día mejoro más, y esa amistad que tanto buscaba es Jesús, quien me da su mano diariamente para todo.

Si quieres quejarte de tu “suerte” mejor medita, cálmate y piensa que es en realidad TU ENTRENAMIENTO para lo que sea que tú bien sabes has pedido en oración. Dios nunca toma en broma ninguna de tus peticiones, oraciones.

Mejor no te quejes, mejor aprueba el entrenamiento con una súper nota.

Autora: Estephany Cordova

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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1 Comentario

  1. Maria dice:

    Dios te bendiga Estephany, eres un ejemplo, gracias x compartir este devocional, q Dios continue derramando bendiciones. Un abrazo desde Ecuador.

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