Ricos pobres… Pobres ricos
porque la vida del hombre
no consiste en la abundancia
de los bienes que posee.
(Lucas 12:15)
Cuentan que un acaudalado padre de familia llevó a su hijo a un viaje por el campo, para que éste pudiera darse cuenta de lo pobre, necesitada e infeliz que era la gente del sector rural; y, lo afortunados y dichosos que en cambio eran ellos acá en la gran ciudad.
Con ese propósito, y una vez llegados a su destino, ambos se hospedaron un día y una noche en la granja de una familia muy humilde.
Al siguiente día, y ya de vuelta a casa, el padre le preguntó a su hijo, qué es lo que había sacado como lección del referido viaje a ese sector de gente pobre, humilde.
Entonces el chico espontáneamente contestó: “Aprendí varias cosas: Una, que nosotros tenemos en casa apenas un perro, y ellos tienen cuatro; que nosotros tenemos una piscina de 25 metros, y ellos tienen todo un riachuelo extenso; que nosotros tenemos solo lámparas importadas en el patio, mientras ellos cuentan con las estrellas; y, que nuestro patio llega hasta el muro de la casa; en cambio el de ellos permite divisar todo el horizonte. Y sobre todo, papá, aprendí que ellos tienen tiempo para compartir en familia; mientras tú y mi mamá se la pasan trabajando todo el tiempo y casi nunca los veo.”
En todo caso, -agregó el chico- gracias Papá por enseñarme lo ricos que podíamos ser, si viviéramos en el campo”.
Queridos amigos: la abundancia de cosas materiales, no garantizan por sí solas la felicidad. Buscar riqueza no es malo, pero sí lo es cuando se vuelve prioridad en nuestra vida, cuando nos afanamos en encontrarla, incrementarla y retenerla a cualquier costo, dejando que nos robe la tranquilidad, la paz interior, la comunicación con Dios , y el tiempo necesario para compartirlo y disfrutarlo con los seres que amamos.
Jesucristo a través de las Sagradas Escrituras nos dice: “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban” (Mateo 6: 19 ,20).
Autor: William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com