LO MISMO, DE OTRA MANERA
En un lejano palacio, un Rey soñó que había perdido todos sus dientes. Así es que mandó a llamar a un sabio para que interprete su sueño.
“¡Qué desgracia, mi señor! -le explicó el sabio- cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra majestad”.
“¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa?” replicó el rey enfurecido, y de inmediato llamó a su guardia para ordenar que le propinen cien latigazos al mencionado intérprete.
Luego pidió que le trajesen a otro sabio, a quien de igual manera le relató su sueño. Este intérprete, después de escuchar al soberano con atención, le explicó: “¡Excelso señor! Gran felicidad te ha reservado la divina Providencia. El sueño significa que tú vas a sobrevivir a todos vuestros parientes”. El semblante del rey se iluminó con gran sonrisa, y de inmediato ordenó que le dieran cien monedas de oro.
Más tarde uno de los cortesanos le dijo al rey : Aclara mis dudas, majestad; si ambos sabios te dieron una misma explicación sobre tu sueño ¿por qué al primero le pagaste con cien latigazos, mientras al segundo con cien monedas de oro?”. El rey respondió: “Efectivamente amigo mío; ambos sabios me dieron una respuesta que en esencia era similar, pero el segundo me la ofreció de mejor manera”.
Amigo, amiga: Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a decir las cosas. Es cierto que la verdad debe prevalecer en toda circunstancia, pero el secreto está en cómo la decimos, pues ser honesto no significa decirla tosca o groseramente. Supongo que tú no le dirías a un amigo enfermo: “Amigo, el médico ha dicho que estás muy mal de salud y que la probabilidades de morirte son altas”. ¿Verdad que no?…
Incluso aún en el caso de corregir los errores del resto, debemos hacerlo con amor y mucha sabiduría. De ello puede depender la alegría o la tristeza, la guerra la paz o la guerra, la vida o la muerte.
“La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento. Estima a la sabiduría, y ella te exaltará; abrázala, y ella te honrará. (Provb. 4:7,8).
Autor: William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com