UN SEGUIDOR AUTÉNTICO
Dice un relato a manera de ilustración, que un hombre que iba a toda prisa por el Camino de la Vida, se acercó a un anciano que reposaba a la vera del sendero, a quien preguntó:
-¿Ha visto pasar por aquí a algún cristiano?
El anciano, encogiéndose de hombros le contestó:
–Depende del tipo de cristiano que ande buscando.
-Perdone- dijo nuevamente el hombre- pero soy nuevo en esto y no conozco los tipos de cristianos que existen. Yo Sólo conozco a Jesús.
Y el anciano añadió:
-Existen muchos tipos de cristianos; hay cristianos por cumplimiento, cristianos por tradición, cristianos por costumbres, cristianos por superstición, cristianos por obligación, cristianos por conveniencia, y cristianos auténticos…
– ¡Los auténticos! …. ¡Esos son los que yo busco! …. exclamó el hombre emocionado.
-¡Pues los cristianos auténticos son los más difíciles de encontrar. –aclaró el anciano- Hace ya mucho tiempo pasó uno de esos por aquí, y también me preguntó lo mismo que usted está preguntando.
–Y si lo encuentro ¿Cómo podré reconocerlo? preguntó una vez más el hombre
Y el anciano contestó:
-Un cristiano auténtico no pasa desapercibido en este mundo de sabios y engreídos. Lo reconocerá por sus obras, pues allí donde van, siempre dejan huellas.
Queridos visitantes: No es suficiente con que pregonemos hacer buenas obras; hay también que hacerlas, pues si existe algo más contundente que las palabras, son los hechos.
Sucede que a veces pretendemos educar, formar, orientar a otros, a punta de sermones, palabras, consejos, pero si todo ese discurso no se halla respaldado por los hechos, por un testimonio real de vida, entonces no habrá coherencia, y por lo tanto no tendremos credibilidad.
En suma, el ejemplo cuenta más que mil palabras y es el mejor testimonio que podemos ofrecer a los demás.
Jesús mencionó que al hombre se lo conoce por sus frutos. Concretamente dijo: “Un árbol bueno no puede dar fruto malo, y un árbol malo no puede dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego. Así que por sus frutos los conocerán.” (Mateo 7: 18, 19,20).
Autor: William Brayanes
Escrito originalmente para www.mensajesdeanimo.com
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