LA RANA VANIDOSA 

Una de tantas fábulas  cuenta que existía una rana con muchas ganas de alejarse del  frío invierno.  Entonces unos gansos amigos le sugirieron que emigrara con ellos a otra parte. Pero el problema obvio era que la rana no sabía volar.

Así es que luego  de pensarlo un instante, la rana encontró la solución;  entonces   instruyó  a dos gansos que hagan lo siguiente: que tomen una  vara de bambú ,  que cada uno la sostenga  de un extremo, mientras que ella -la rana-  en la mitad de la vara, se aferraría    con su boca ,  y así podría viajar por las nubes.

Siguiendo tales instrucciones, el viaje comenzó para  satisfacción de la rana especialmente, quien  veía cumplidos sus anhelos de surcar los cielos,  aunque sea   suspendida de una vara . Al poco rato  llegaron a una pequeña ciudad, y empezaron a dar vueltas.  Como era obvio, los  pobladores   llenos de admiración salieron  a constatar con sus ojos el  inusitado espectáculo. Uno de ellos lanzó a los animales viajeros,  la siguiente pregunta: “Hey ¿a quién de ustedes se le ocurrió tan brillante idea?”…

De inmediato la rana, llena de orgullo y satisfacción exclamó :”¡A Mí!”.

Como entenderán, para decir eso, la rana tuvo que abrir la boca, y al hacerlo  se soltó de la vara, estrellándose  contra el piso y  muriendo de  contando.

Queridos visitantes: Generalmente el exceso de  vanidad y  orgullo,  pueden traernos consecuencias  desastrosas.

La falta de madurez, determina que seamos presa fácil de los  sentimientos negativos y uno de ellos es la vanagloria, la misma que   hace  que se nos   suban los humos y perdamos la cabeza ante el adulo,  igual que  le sucedió a la rana de la presente fábula  .

Démosle  gracias a Dios por los éxitos y conquistas,   pero recordando que todo   ello  no lo hemos conseguido simplemente por nuestra “gran capacidad”, talento o inteligencia , sino por la dirección  y voluntad perfecta de EL, de Nuestro Señor..

No hagan nada por egoísmo o vanidad;

más bien, con humildad consideren a los demás

como superiores a ustedes mismos.

(Filipenses 2:3)

Autor: William Brayanes

Escrito para www.mensajesdeanimo.com