EL HACHERO
Hay una ilustración que cuenta que … En cierta ocasión un hachero se presentó a trabajar en una industria maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún, así que se decidió a hacer un buen papel.
El primer día que se presentó, el capataz, le dio un hacha y le designó una zona, para talar los árboles . El hombre entusiasmado salió a cumplir con su cometido, y como resultado: en ese día logró talar 8 árboles.
–Te felicito, dijo el capataz, sigue así.
Animado por las palabras alentadoras del capataz, el hachero se decidió a mejorar su desempeño; sin embargo al segundo día de contratado, pese a todo el empeño puesto, no consiguió cortar más allá de 15 árboles.
Para el día 3, el hachero intentó batir su marca inicial de 18 árboles; pero no fue posible: ya que no llegó ni a la mitad. Y de igual forma en los subsiguientes, fue mermando su productividad, a 6, luego a 4 y el último día a 2 árboles cortados.
Sumamente abrumado e inquieto, el hachero se acercó al capataz para contarle lo que le estaba pasando, pese a que se había esforzado al límite de desfallecer.
Entonces el capataz le preguntó:
-¿Cuándo afilaste tu hacha la última vez?
-¿Afilar?. –Preguntó el hachero- No tuve tiempo de afilar, estuve muy ocupado cortando árboles.
Queridos visitantes: ¿Cuántas veces hemos fracasado en nuestros propósitos, por no hacer un alto en el camino, para reciclarnos, para mejorar nuestras habilidades, y si el caso lo requiere: para modificar estrategias?
Por lo tanto, cualquiera sea nuestra labor, misión y encargo, no olvidemos que en medio de nuestra lucha por alcanzar las metas propuestas, debemos detenernos periódicamente a “afilar nuestra hacha”, lo que significa a poner nuestros talentos en manos de Dios, para que los renueve, los restaure , los perfeccione, no sea cosa que de pronto estemos actuando rutinariamente, por la ley de la inercia, pretendiendo inútilmente combatir con antiguas armas en un mundo moderno.
“…los que confían en el Señor, renovarán sus fuerzas;
volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. (Isaías 40:31)
Autor: William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com