Poder delator
Existe una frase bien popular que dice: “si quieres conocer a alguien, dale poder, el poder no corrompe delata” y estoy 100% de acuerdo con ella. He tenido la experiencia de observar personalidades cambiar y personas totalmente transformadas por un poco más de poder que llega a sus manos.
En los distintos contextos en los que me desenvuelvo, he conocido diversos tipos de personas y lo que no ha cambiado ha sido lo que el poder les ha hecho. He visto rostros desdibujarse, he escuchado palabras ásperas y he sido testigo de la indiferencia que expresan aquellas personas que de la noche a la mañana fueron asignados en un cargo o posición que, a la larga, los llevará al camino de la auto destrucción. Nadie quiere compartir la mesa con un soberbio. Nadie.
Estoy segura que mientras lees estas líneas estás pensando en alguien que conoces a quien el tener o recibir poder le afectó. Mi teoría al respecto es que cuando se está en una posición de autoridad se muestra le verdadera cara, el verdadero liderazgo que estaba encapsulado en aquella persona, y como bien dice el dicho el poder no te corrompe, si no que te delata, te muestra tal y como eres. Esto lo podemos ver en la política todos los días , en nuestros trabajos y tristemente en las áreas más íntimas y cercanas de las personas.
Cuando pienso en esto, me es imposible no dejar de pensar en Jesús, Él encarnó todo el poder del Padre y este poder lo delató, lo puso en evidencia. A través de este poder expresó y manifestó el amor profundo que sentía por la humanidad, mostró su corazón misericordioso y lleno de un amor sin límites, inconcebible para nosotros, inexplicable para muchos. El poder que Dios le dio a Jesús los delató a ambos por completo. Por una parte, delató el profundo amor y compromiso con la humanidad que Dios tiene grabado a fuego en su corazón y por otra parte, delató la obediencia sublime que tuvo Jesús frente a esta dura misión, quien desde un principio conoció la letra chica de su contrato. El poder de Dios encarnado en Jesús ha sido la demostración más gráfica de lo que la frase con la que comenzamos quiere decir.
Cada vez que por alguna vía recibamos un poco de poder, nunca olvidemos esto y examinemos cómo estamos actuando y qué es lo que estamos haciendo con el poder que se nos dio. Cada vez que recordemos que Dios nos ha dado poder pensemos en qué y para qué lo estamos usando, ¿es sólo para nuestro provecho o estamos empleándolo bien? ¿alguien más se ve beneficiado de este regalo o lo guardo como tesoro escondido?
Que el poder que Dios nos da delate un corazón como el de Él, al menos en su décima parte…
Autora: Poly Toro
Escrito para www.mensajesdeanimo.com
Gracias, chiqui
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