Si tú eres de las personas que TODO el día está pensando un millón de cosas entonces eres de mi equipo y como miembro de mi equipo también sabrás que esta membresía a veces es extenuante y en ocasiones nos juega muy en contra.

Soy del tipo de personas a las que le vienen muchos pensamientos, ideas, preguntas y comentarios a la cabeza…lo que me hace ser también muy parlanchina, lo que tiene sus pro y sus contra (si no, pregúntenle a mi pobre esposo…), cientos de ideas creativas pasan por mi cabeza en sólo un día, pero también cientos de dudas y cuestionamientos que no me hacen nada de bien en ocasiones. Esta acción de pensar, pensar y pensar lo he llamado “pensador compulsivo”. Si mi mente está “desocupada” o “despejada” busco contenidos y temas para agregarle, como si no fuera posible que por al menos un segundo pueda decir “no estoy pensando en algo”.

Si eres un pensador compulsivo debes tener algunas características comunes: a partir de un detalle, palabra, objeto o situación puedes activar una serie de recuerdos o reflexiones que te llevan años luz de lejos de donde comenzaste; si alguien te comenta sobre una idea o algo que desea hacer y te pide colaboración probablemente TODO lo que veas te inspire y motive con nuevas creaciones; cuando algo no funciona como esperabas realizas análisis profundos de qué participación tuviste tú para que no se diera y el cómo podría haberse concretado y así podría seguir enumerando una infinidad de comportamientos y pensamientos.

Lo anterior no tiene nada de malo si no va acompañado de sentimientos de inadecuación como angustia, rabia, preocupación excesiva o culpa o si no te contraria con aquello que Dios está haciendo contigo y con tu vida.

En miles de ocasiones los pensadores compulsivos perdemos oportunidades de crecimiento porque no las aprovechamos, si no que las analizamos en exceso. Si llegáramos a tener la mente de Cristo esto no nos sucedería, porque seríamos renovados y habría en nuestra cabeza sólo espacio para escuchar Su voz y no la nuestra. ¡Cuánto anhelo que se cumpla en nosotros la Palabra de Dios! Que nuestras mentes sean renovadas por medio de Él y que en esta renovación seamos capaces de ponerle  “pausa” y “stop” a nuestros pensamientos y recibir los de Cristo, tener Su mente, Sus ideas, Sus pensamientos y Su creatividad.

Si día a día le pedimos al Señor que gobierne nuestros pensamientos e ideas tenemos una batalla ganada, “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.  Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9 RVR)

Permitamos que el Señor sea soberano en nuestra compulsiva manera de pensar y dejemos que Él filtre y haga permanecer aquellos pensamientos que nos permitirán alcanzar esos caminos altos de los que habla Isaías. Es un tremendo desafío, pero es una victoria segura.

Autora: Poly Toro

Escrito para www.mensajesdeanimo.com