¡No puedo sonreír!

¡No puedo sonreír!

no puedo sonreir

Cuando los problemas o circunstancias como desees llamarlo abundan, parece que el techo de la casa se derrumba en nosotros, no tenemos ganas de seguir a adelante y preferimos rendirnos.

Yo he sido de las personas que generalmente prefiere irse a dormir que ponerse triste, cuando empezaba a sentir tristeza en mi interior lo que hacía era irme a dormir para no pensar y así estar mejor luego. Cuando duermes tratas de relajarte y hasta cierto punto es bueno pero no siempre solucionarás todo durmiendo, no es normal.

Somos guerreros todos los seres humanos por naturaleza, siempre tratamos de ser mejores, siempre estamos competiendo por todo, ya que desde que el hombre existe ha tenido que luchar, pelear y sacrificarse por su alimento. Entonces tenemos una prueba muy clara de lo que podemos llegar a ser.

Sonreír por otro lado es la facultad que Dios ha dado al hombre para demostrar un estado de ánimo muy bueno. La vida es bella aunque tenga miles de nubes grises. Generalmente en casa es donde encuentro más problemas y es verdad que he querido nunca llegar a casa en ocasiones porque los problemas que habían en ella eran grandes y complicados y sumados a los míos, era demasiado para mí.

No existe ninguna razón para dejar de sonreír, muchas veces mientras lloraba he sonreído para darme aliento, esperanza. Cuando sonríes sabes que no todo está perdido y que puedes llegar a hacer algo más para que todo salga mejor.

La que te habla ha sido una persona muy sensible y frágil pero ha aprendido a ser fuerte como un roble y a afrontar miles de circunstancias tanto familiares como personales.

Sin embargo, estoy agradecida hasta por esa situación desesperante que se llevó cinco años de mi vida, que se llevó constantes dolores de cabeza, llanto pero peor que el diluvio creo (estoy exagerando) pero miren aquí estoy completita.

A veces aquellos problemillas son la excusa perfecta para que descubras cual es el problema de raíz que se ha estado escondiendo por años, quizás desde la niñez y que ahora ha llegado el momento de solucionar.

Así que agradece a aquellas personas que te lastimaron porque gracias a ellas también aprendiste a hacer lo que eres ahora, aprende de eso, sacúdete de lo malo y recibe lo bueno. Sé feliz, muy feliz.

Es tu decisión ser feliz, es tu decisión hoy sonreír aunque sientas un agujero dentro de ti, ora en silencio, mira el cielo, contempla a una florcita y recuerda cuando Jesús dijo que cuanto más no daría nuestro Padre por nosotros.

Autora: Estephany Cordova

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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1 Comentario

  1. Nuria dice:

    Gracias por ese mensaje, tan lindo y real

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