¡Soy un fracaso!

¡Soy un fracaso!

¡¡¡Soy un fracaso!!! Le dije a Dios esa mañana en la certeza de que había dejado una nota con mi currículum vitae (hoja de vida) en el lugar equivocado. Tuve dudas cuando saqué el sobre con los papeles de mi portafolios instantes antes de dejarlo por debajo de la puerta muy temprano en la mañana cuando la oficina aún estaba cerrada. En ese momento estaba en juego mi bienestar laboral y personal, cosa que no es poco decir.

Tuve la tentación de volver más tarde, disculparme por la confusión y reclamar mi sobre con los papeles, pero recordé que Dios obra contra viento y marea sin importar las circunstancias qué tan adversas sean. Me abstuve de intervenir, pero no pude evitar sentirme profundamente preocupado y triste, viendo perderse en la nada una gran esperanza. Fue entonces que clamé así a Dios, sintiéndome derrotado y fracasado.

Las horas pasaron. A media mañana, mi teléfono móvil sonó. ¡Me estaban citando de ese lugar para una entrevista de trabajo!

En breve acordamos términos y condiciones con los dueños de la empresa y hoy ya tengo un nuevo trabajo en el que me siento muy bien. No sólo cambió mi trabajo. También lo hizo mi vida y mi familia, toda vez que una oportunidad como ésa no se le brinda a cualquiera. Y en ello veo la mano de Dios que abrió puertas en donde estaban cerradas y derribó los muros del callejón sin salida en el que me encontraba. Estaba aferrado a la gracia de Dios como el náufrago que se toma con todas sus fuerzas a un madero flotando en alta mar.

Amad@: Tal vez tu vida se encuentra en un callejón sin salida, estás triste y derrotado/a. Pero recuerda el madero de la gracia de Dios flotando en alta mar.

Dios es el Señor de tu victoria, pero lo será cuando desde lo profundo de tu corazón puedas reconocer a Dios también como Señor de tu derrota.

¡Vamos a ver si las cosas cambian o no a partir de ese momento!

Escrito para www.mensajesdeanimo.com

Autor: Luis Caccia Guerra