Cuestión de Confianza

Cuestión de confianza

cuestion ddddLeí esta historia que cuenta acerca de un campesino, quien de vuelta de hacer  compras en la gran ciudad,  se dirigía a  su casa a caballo.   Mientras cabalgaba, presentía  el gozo que iban a experimentar  su esposa y sus hijos, cuando vieran los regalos que les llevaba  dentro de una gran maleta.

Las horas pasaron; se vino la  oscuridad, y con ella se desató una severa tormenta, que empapó y a la vez puso muy molesto  al viajero. “¿Pero por qué tiene  que sucederme esto precisamente a mí?” …  clamaba  el hombre con coraje e impotencia.

Estaba así, tan deprimido y quejumbroso  por lo que en ese momento  calificaba de   mala suerte, cuando desde unos arbustos  le salió al paso -revólver en mano- un ladrón. Pálido de terror y completamente ofuscado, el campesino solo avanzó a oír el ¡click! del arma, pero  no hubo disparo. Algo sucedía…. Entonces, aprovechando el leve desconcierto del ladrón, el campesino espoleó a su caballo, y salió en precipitado galope, poniéndose fuera del alcance del atacante.

Una vez a salvo y ya calmado, pensó: “¡Qué necio he sido; me quejaba de que la lluvia estaba arruinando mi viaje, y sin embargo, gracias precisamente a esa lluvia,  la pólvora del arma se humedeció,  y  el disparo del ladrón nunca se dio; caso contrario , a estas alturas  los míos estuvieran  llorando mi muerte… Bendita seas lluvia querida”

Queridos lectores: Cuántas veces  nuestros lamentos se volverían alabanzas,  si pudiéramos ver que tras ciertos contratiempos se esconde una bendición.  Por ello los que decimos confiar en Dios, no deberíamos angustiarnos por los sinsabores de la vida. Nuestra fe debe descansar en las promesas que Dios ha hecho para nosotros. Pues ÉL es  lo suficientemente poderoso para convertir nuestras derrotas, en   victorias.

El salmista, declaró: ”El Señor es tu guardador; El Señor es tu sombra, tu mano derecha. El sol no te fatigará de día,  ni la luna de noche. El Señor te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. El   guardará tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre. (Sal.  121: 5-8)

Autor: William Brayanes

Escrito para www.mensajesdeanimo.com

 



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