De acusadores y acusados
Días atrás, un compañero de trabajo sin intención de hacer daño –esto me consta– hizo un comentario a un superior que me dejó comprometido con una situación en la que nada tenía que ver yo. Así se lo hice notar a mi compañero. Caminaba por las paredes, pero no intenté ninguna defensa en mi favor. Preferí poner las cosas en las manos del Gran Abogado y dejar que la situación siguiera sus propios carriles sin ejercer influencia alguna.
Todo quedó finalmente en una anécdota felizmente sin consecuencias que lamentar. Pero no siempre ni en todos los ámbitos es así. ¿Cuántas veces te has visto involucrado en una situación que lisa y llanamente no entiendes, pero que a todas luces te ha perjudicado por causa de las acusaciones de otro?
Puede ser en el trabajo, en la universidad, en el colegio, tu grupo de amigos, en el seno de tu propia familia e inclusive en la mismísima iglesia a la que asistes y te congregas desde hace años. No importa el ámbito. A la hora de las definiciones rara vez viene alguien y te dice exactamente de qué se trata todo esto. Cuando uno recibe los cachetazos, las consecuencias, generalmente ya es tarde y no hay defensa que podamos argumentar en nuestro favor.
Pero hay una realidad y es denominador común de infinidad de circunstancias. Que sin importar la situación, cuando nos vemos objeto de una acusación, generalmente nuestra naturaleza nos urge probar nuestra inocencia, hacer justicia. A veces con razón, otras veces sin ella. Pero si hay algo que siempre se nos escapa, más allá de si nos asiste o no la razón, es que cuando intentamos una defensa ante nuestro acusador, nosotros mismos estamos elevando la categoría de un fiscal a la de Juez. En pocas palabras: al plantearle nuestros argumentos de defensa a nuestro acusador, nosotros mismos lo estamos convirtiendo en nuestro propio juez, toda vez que los alegatos de defensa se esgrimen ante un juez, no ante un simple acusador. Si no es tu juez… ¿por qué tienes que contestarle?
Amada/o: seguramente muchas veces te tocó recibir los golpes de las acusaciones de otro. Desde estas líneas te animamos a que te ahorres muchos más problemas y que en forma victoriosa, simplemente dejes que sus acusaciones caigan en “saco roto”. Que dejes el asunto en manos de Quien Corresponde. Abogado tenemos dice el Señor (1ra. Juan 2:1)
Autor: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.mensajesdeanimo.com
es dificil no reaccionar dando explicanciones a esa acusacion, automaticamente tu reaccionas demostrando que no es cierto eso que te estan señalando, como haces entonces para echar todo en un saco roto? y que todo caiga por su propio peso? estoy viviendo una situacion en donde se me acusa de algo que no soy, por el simple hecho de defender a cierto grupos discriinados en la sociedad y lo peor fue la persona con quien me case que ahora es motivo de mi divorcio, me señalo delante de mi familia, amigos, grupo social etc, me siento a veces morir cuando recuerdo momentos de sus palabras y otras veces ya ni me inmuto, no se que hacer realmente.
Alguien dijo alguna vez. “”ten presente que cuando senalamos a alguien con un dedo, hay tres dedos que nos senalan””
Cuando la circuntancia se acerca en forma de senalamiento y acusaciones casi nunca sabemos que vamos hacer, y como lo vamos hacer para defendernos y mas cuando hay detras una calumnia bien preparada, cosa que ningun argumento tenga validez alguna. Es verdad que nos sentimos impotentes ante la situacion, pero lo mejor es no decir nada y esperar en aquel que por su sangre nos dio la victoria sobre las pruebas. En esa intimidad con Dios EL siempre nos da una palabra de justicia y victoria, y si el lo dijo El lo hara.
Este mensaje es el reflejo de una cituacion por la cual me estoy levantando. Que si no fuera por el amor de Dios y su misericordia, su fidelidad tan grande es que me tiene en pies de guerra no con sangre ni carne sino contra todo lo que se llame demonios. Gracias Luis Acaccia por tremendo mensaje no lo pudiste decir mejor. Es como decir que conociste o mejor dicho Dios te lo revelo y tu lo traes tal como lo he pasado la situacion. Te felicito. Sigue hacia adelante con este ministerio que Dios ha puesto en tus manos. Que Dios te siga bendiciendo HOY.