“Deja que los perros ladren…

“Deja que los perros ladren…

Deja que los perros ladren…es señal de que avanzamos” es una frase que se le atribuye al magistral Quijote de la Mancha en una conversación con su amigo Sancho, pese a no aparecer textual en el libro original, dadas las características personales del hidalgo, sería algo que él podría haber declarado en alguna ocasión.

Hoy esta oración me hace mucho sentido porque tiene que ver con mis propias experiencias vitales. Si tú te pareces a mí, es probable que tengas una personalidad que la gente puede amar u odiar. No hay espacio para puntos  medios conmigo. Y si te pareces aún más a mí, las personas que te aman te lo demuestran diariamente y te lo hacen saber y las que no, jamás te lo dicen en tu cara y lo comentan a espaldas tuya, ¿te suena familiar? Sí es así, entonces te invito a seguir leyendo.

Este fin de semana que pasó fue el momento clave en que se manifestó lo que estoy señalando. Hay momentos en que es tanta la sorpresa que te llevas que hasta te parece difícil de creer lo que puedan decir o pensar sobre ti. Luego de darle un par de vueltas, recordé la cita que lleva por título este devocional y pensé profundamente en esta situación.

Es muy probable que a lo largo de nuestra vida nos encontremos con amigos que nos acompañarán en momentos de alegría y de tristeza, serán esas personas capaces de alentarte y levantar tus brazos cuando estés cansado; también te encontrarás con mentores, personas que te alentarán a avanzar y que te ayudarán a tener una perspectiva del futuro distinta y desafiante. Sin embargo, también aparecerán en escena los enemigos, aquellas personas que criticarán lo que haces, que te felicitarán en público, pero que en privado hablarán mal de ti e inventarán chismes y calumnias que esparcirán a tu alrededor intentando persuadir al resto para que tengan una mala opinión sobre ti. Precisamente estas personas son las que te ayudan a crecer y a manifestar todo lo que interiormente portas.

Jesús en su paso por la tierra tuvo muchísimos detractores, gente que habló mal de Él e inventó cosas, estuvo tan pendiente de lo que hacía con el único fin de denunciarlo y blasfemarlo; el objetivo principal era debilitarlo e hicieron todo lo contrario. En el corazón de Jesús nunca hubo rencor o deseo de venganza, Él aprovechó a todos sus enemigos para darle gloria al Padre, Él dejó que los perros ladraran porque eso quería decir que estaba siendo efectivo lo que hacía. Así mismo ocurrirá en nuestra vida.

El evangelio nos invita a vivir la vida como Jesús y hacer lo que Él haría en nuestro lugar; cuando tomamos la radical decisión de seguir a Jesús asumimos los costos que también esto tendrá, pero con la certeza que el mayor costo ya lo pagó Cristo en la cruz. Tras esta impactante decisión que tomamos y cuanto más convencidos y cercanos estamos a vivir la vida de acuerdo a lo que Dios nos propone, más “perros ladrarán” intentando quitar nuestra vista de la meta, queriendo que dejemos de mirar a Jesús. Lo que estas personas hacen es destruir, pero lo que Dios hace es confirmar tu llamado, confirmar tu propósito. No estamos en este mundo para agradar a quienes nos rodean, estamos para hacer el trabajo que Dios nos ha dicho que tenemos que hacer, si mientras lo hacemos tú y yo tenemos muchos enemigos y gente que habla mal de nosotros… ¡FELICITACIONES! Quiere decir que lo estamos haciendo bien, que estamos bien enfocados y somos victoriosos, mal que mal, ¡NADIE QUIERE HABLAR DE LOS PERDEDORES!

Autora: Poly Toro

Escrirto para www.mensajesdeanimo.com



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1 Comentario

  1. Pablo E. Castillo dice:

    “Sancho, los perros ladran, señal que cabalgamos”. Durante mucho tiempo estuve sin escribir y nadie conocía mi Talento, pero un día conocí la página de Poetas cristianos, y me animé a publicar un Poema Titulado “Un día sin verte”, ni bien lo publicaron comenzaron a llegar los comentarios bellos que los lectores hacen de su propio corazón, me llenaron de alegría, pero al tomar estado público, llegaron los detractores de mi Poema y de mi Talento recién estrenado, y comenzaron a murmurar y a lastimar de tal modo que tuve que solicitar al fiel Hermano Enrique que lo borrara de la página, me aconsejó que lo deje, porque era hermoso, pero a causa del dolor y la falta de comprensión o aceptación, insistí en mi pedido y hoy siento que defraudé a mi Hermano y a los lectores de tan bellas páginas. Luego de esto escribí otros poemas mas sencillos. Un día lloré con un escrito suyo que Titulaba “No renuncies nunca a tus sueños”. Aveces siento que mis sueños de escribir se ven limitados a raíz de esa frustración en mi primera incursión poética. Cada mañana despierto con un cúmulo de ideas y pensamientos para escribir, pero quedan en el tintero, sin plasmarse en una hoja o pantalla. Estimada Escritora, escribo mi comentario para demostrar la veracidad de tus palabras, porque cuando no haces nada, el silencio es evidente, pero apenas inicias una actividad Literaria, Evangelística, tan hermosa y loable, los comentarios llegan como el trigo y la cizaña. Metafóricamente, Los perros ladran.

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