DIAGNÓSTICO: PARÁLISIS.
TRATAMIENTO : “CREO”
Viéndolo desde el plano terrenal, mi inicio de año 2016 no fue algo jubiloso que digamos, ya que llegó una nueva prueba.
Resulta que el 1 de enero, me levanté un poco más tarde que de costumbre, y al enfrentarme al espejo, éste me devolvió una imagen algo diferente de mis rostro. No había duda; ya lo había experimentado tiempo atrás: una parálisis facial (parálisis de Bell) había tomado el lado derecho de mi rostro.
No, no era un mal sueño a causa del cansancio por la mala noche del año viejo; era una realidad evidente.
¿Qué pasó? … ¿Por qué a mí? -me pregunté- No obtuve respuesta.
No puedo negar que una profunda tristeza me rodeó; porque al igual que muchos, sigo reacio al dolor, a la prueba, a enfrentar las consecuencias de algo que de pronto trastoca el normal transcurso de nuestra vida cotidiana.
Los días siguen pasando, y hasta redactar este mensaje, sigo en un proceso de rehabilitación médica. LA diferencia es que ya no estoy afligido como al comienzo, pues Dios en su infinita misericordia ha aprovechado este “descanso obligado” para alentarme y recordarme, para qué sirven las pruebas.
Es cierto, sigo pidiendo a Dios restauración para mi parálisis, pero no solo la física, sino una parálisis espiritual que me hubiera sobrevenido , si me quedaba definitivamente en el desaliento, la inconformidad, el enojo; buscando mi lástima y la del resto.
El Señor me revelado el tratamiento, y lo estoy aplicando con éxito. Se denomina: CREO, que se desglosa en : Confiar – Resistir – Esperar – Orar.
Y eso hago mientras paso por este desierto. Y eso te aconsejo amig@ que apliques si estás en situación igual o peor a la mía: Confía en Dios; Él tiene el control de todo. Resiste; esto ya pasará. Espera con calma; Ora y alaba al Señor en todo momento.
Lo demás es cuestión de ir cada día hacia la meta; como en mi caso, gozoso por ese milímetro diario de nervio facial que Dios va sanando.
Puse en el Señor toda mi esperanza;
él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.
Me sacó de la fosa de la muerte,
del lodo y del pantano;
puso mis pies sobre una roca,
y me plantó en terreno firme.
Salmos 40:1,2
por William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com