Dije que no lo haré
“Mejor le sería si se le colgara una piedra de molino al cuello y fuera arrojado al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeños” .
(Lucas 17:2)
Al norte de Afganistán el 27 de diciembre del 2011 rescataron a Sahar Gul, tras hallarla encerrada en un sótano de la casa de su familia política. Se conoce que Sahar, joven de 15 años, casada con un individuo mayor a ella, era torturada a través de numerosas palizas, arrancamiento de uñas, y quemaduras por varias partes del cuerpo, todo ello por negarse a tener relaciones sexuales con invitados de la familia. En otras palabras: acosada y mortificada, por dar su negativa a prostituirse.
Noticias como éstas producen dolor, impotencia, indignación, porque se cree que pertenecen a un pasado de horror ya superado, sin embargo no es así pues los documentales nos trasladan a diario a muchas partes del mundo, en donde continúan prácticas vergonzosas y atropellos a la dignidad humana, desde mutilación genital, y compra-venta de mujeres para el matrimonio, hasta bodas infantiles o forzadas, violaciones, o la entrega de una mujer para resolver una disputa familiar.
Lo único que sí reconforta en este medio de este doloroso suceso, es enterarse que asimismo aún existen personas como Sahar, que a cualquier precio -incluido el de la muerte- mantienen sus principios, sus convicciones.
Amigos y amigas virtuales, hay variadas formas de presionar para que los demás hagan lo indebido. No solamente las que recurren al uso de la fuerza física, como en este caso, sino también a aquellas formas sutiles de extorsión sicológica, soborno, manipulación, y hasta seducción.
Se conoce de maestros que chantajean a sus alumnas a cambio de mejorar una calificación, o permitir que aprueben el año lectivo; también ejecutivos que hacen lo mismo como gratificación por otorgar un cargo; de igual manera, empresarios que piden favores monetarios o sexuales a cambio de ayudar a enrumbar al éxito la carrera de alguien. Y qué diremos de los individuos ociosos que envían a sus hijos a las calles a pedir limosna, o emplean a sus hijas en sitios de dudosa reputación. U otros más que practican violencia intrafamiliar, prevalidos que son los únicos en casa que proveen para los gastos cotidianos.
Como se verá la lista es larga, pero hay que reconocer que todas esas formas, también son equivalentes a prostitución.
Hombre o mujer que lees esto, no acoses, extorsiones, manipules ni sobornes al resto, solo para conseguir anhelos egoístas, tu satisfacción personal o la de terceros. Tampoco permitas que acosadores de oficio y de cualquier índole, triunfen sobre ti o los tuyos. Vuelve los ojos tu Creador; revisa sus mandatos y obedécelos a toda costa. Decláralo tu roca, tu baluarte y tu fortaleza; Él te ayudará a resistir la presión si eres acosado, o te apoyará a soportar la tentación de ser victimario. Bajo su ejemplo y su Palabra, mantente en integridad.
Únicamente así, en el momento del supremo careo podrás decir serenamente ante Dios: “Hazme justicia, Oh Señor, porque yo en mi integridad he andado, y en el Ti he confiado sin titubear. (Salmo 26: 1)
Autor: William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com