Hoy quiero motivarte a que por un momento desvíes tu mirada de todos esos problemas que te rodean para volver tu mirada al Dios que es capaz de solucionarlos. Entonces, es allí en donde podremos decir y creer lo mismo que el salmista dijo en un momento como el tuyo: “Dirijo la mirada a las montañas; ¿de dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Dios, creador del cielo y de la tierra. Dios jamás permitirá que sufras daño alguno. Dios te cuida y nunca duerme.” Salmos 121:1-3 (Traducción en lenguaje actual).
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