El Mesías disfrazado

EL MESIAS DISFRAZADO

EL MESIASUn relato   de José M. Descalzo, cuenta sobre un monasterio, en el que desde algún tiempo la piedad había decaído demasiado;  para dar paso a una especie de  aburrimiento. Los monjes no parecían felices; nadie se esforzaba por  estimar    a nadie,  y eso se notaba a diario.

Preocupado por esto el Prior o Abad Mayor fue a buscar consejo en un  sabio con fama de santo, quien después de escuchar el problema,   mencionó que la causa de esa falta de piedad, es  que en dicho  monasterio estaba viviendo el Mesías,  pero camuflado, de incógnito, sin que ninguno de los monjes  se haya dado cuenta.

El Abad Mayor regresó preocupado a su monasterio. No  lograba imaginar  quién de   sus compañeros podría ser el Mesías disfrazado. …. ¿Acaso  era el maestro de coro? …No…. muy vanidoso.   ¿El  maestro de los novicios? Tampoco; muy duro. ¿Quizá el hermano portero?… ¿o  el cocinero? …En fin, repasó, uno por uno la lista de sus monjes, y a todos les encontraba defectos.

Al  llegar al  convento, comunicó a los frailes sobre este particular. Como era obvio, todos se pusieron a pensar quién de ellos podía ser el tal Mesías, pero  llegaron a las mismas conclusiones que el Abad mayor.

Así es que a partir de ese día, comenzaron a tratarse mejor entre ellos, no sea cosa que sin querer fueran a ofender al incógnito  Jesús.

De esa manera, poco a poco, el monasterio fue llenándose nuevamente de  amor; amando y sintiéndose amados;  recobrando la felicidad perdida.

Amigos lectores, existe  algo parecido  en nuestra vida diaria: la falta de amor hacia el resto. Quizá   la vida moderna y agitada, nos vuelve cada día más fríos, más individualistas, más egoístas; cada quien intentando llevar nuestra existencia sin preocuparnos ya de las necesidades del familiar, del amigo, del prójimo. A veces ni siquiera sabemos cómo se llama nuestro vecino.

Debemos pues cambiar dicha actitud, interesarnos también por el resto; no perder el sentido de la solidaridad, y no esperando un pago, un reconocimiento por aquello… No…  sino generosamente, como Dios   manda, como Él lo practicó y lo practica con nosotros.

  Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros,

porque el amor viene de Dios,

y todo el que ama ha nacido de Él y lo conoce”.

(1 Juan 4:7)

 

Autor: William Brayanes

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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