El restaurador de castillos

El restaurador de castillos…

Trabajo en un colegio en donde un niño del tercer año básico va a morir. Es un hecho. Tiene menos de 10 años y ya sabe que morirá. Tiene una extraña enfermedad que deteriora rápidamente su cuerpo, sobretodo su calidad de vida. Hoy  tiene la mitad del sentido de audición y está perdiendo la vista progresivamente. Él sabe que quedará ciego, de hecho, está aprendiendo a desenvolverse como un niño privado de visión, pero también sabe que va a morir, sabe que su cuerpo no va a resistir.

Andrés (por ponerle un nombre) se ve un niño un  poco triste, serio y un poco indolente al dolor ajeno. Cuando alguno de sus compañeros cerca de él llora, él les dice: “yo me he fracturado más de 10 veces la misma pierna”, y le suena como si hablara un adulto.

Desde el extranjero le han enviado una serie de elementos con la más fina y avanzada tecnología para apoyar su desarrollo académico. Pizarras con sistema braille, reglas, plantillas, etc. Asiste una vez por semana a una escuela de ciegos y tendrá un tutor que lo acompañará en el Colegio cuando ya pierda totalmente la vista. Todo lo anterior es financiado por su abuelo, un hombre con mucho dinero que se dedica a la restauración de castillos en Europa, un trabajo realmente fascinante.

Lo que me parece más increíble de toda esta historia, es que todo el dinero del abuelo y, sin duda, todo el conocimiento técnico que debe tener para realizar la labor en que se desempeña han de ser impresionantes. O sea, pensémoslo nuevamente ¿a quién conocemos que sea RESTAURADOR DE CASTILLOS EN EUROPA? Yo creo que a CERO personas, es más ¿sabías que existía esta profesión? Yo no, al menos. Sin embargo, todo ese dinero, todo ese conocimiento no le salvarán la vida a Andrés. Podrán costear sofisticada tecnología y tratamientos, pero cuando Andrés se vaya, no serán más que aparatos inútiles estorbando en el hogar. Estoy segura que ese abuelo sería capaz de cambiar los lujos de un castillo completo por ver sano a su nieto… al menos por morir él antes que Andrés.

Conozco a alguien que es dueño del oro y de la plata, que no es precisamente restaurador de castillos, pero sí es restaurador de vidas. Su nombre es Cristo, Él es Jesús, el GRAN restaurador. Si le permites que tú seas su castillo para restaurar, te aseguro que te transformarás en Su obra maestra y no necesitarás nada más, porque con Él lo tendrás todo.

Tal vez tú tengas mucho más tiempo que Andrés, tal vez pienses que tienes más del que realmente queda, pero verdaderamente te invito hoy a permitir que Jesús restaure tu vida, tu corazón y te dé una nueva vida. A través de este restaurador recibes aquello que nadie ni nada te puede regalar: amor incondicional y vida eterna.

¿Qué mejor negocio quieres hacer?

Autora: Poly Toro

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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