Entusiasmo inicial

Entusiasmo inicial

recibiendoEstoy segura que cuando fueron las 00:00 hrs. del día 1° de Enero de este 2013, nuestras mentes se llenaron de promesas y propósitos para el nuevo año que recibíamos. Y estos podían ir desde metas muy ambiciosas hasta pequeños cambios en nuestros hábitos o rutinas que pudiesen mejorar nuestra calidad de vida.

Personalmente, escribí las metas que deseaba alcanzar este año en un lugar lo suficientemente visible como para no olvidarlo y tenerlo siempre presente.  Cada año realizo el mismo “ritual” y al finalizarlo, las vuelvo a revisar para poder evaluar cuáles fueron cumplidas y cuáles se seguirán proyectando para el año entrante. Me parece un buen ejercicio personal.

Todas estas intenciones me parecen excelentes para empezar el año y si aún no lo has hecho, estás a tiempo de realizar tu lista y ponerla en un sitio en donde constantemente te sean recordadas, de tal manera que puedas proyectar y orientar los meses venideros. Y esta es una de las cosas que más me gusta de los años nuevos, las expectativas que tenemos sobre lo que vendrá y la esperanza de cambio que anidamos en nuestros corazones.

Lo que no me parece excelente, es como vamos perdiendo este entusiasmo inicial. Es muy probable que muchas de las cosas que deseamos no sean tan fáciles de conseguir o requieran de un esfuerzo adicional de nuestra parte, un esfuerzo que en ocasiones puede hasta llegar a incomodarnos por el trabajo que requiere o por lo difícil que se ve el panorama. Más allá de esta realidad, el desafío real es no rendirse, no desanimarse ni decepcionarse.

Es inevitable que la euforia de la medianoche nos haga ver todo posible, y el lógico que el enfrentamiento con la realidad nos haga ver todo imposible. Claro, si lo vemos con esos “ojos”  salimos perdiendo, pero con los “ojos de la fe” salimos ganando.  Cada vez que creemos con fuerza que algo que no vemos va a ser, ese es un acto de fe.  Esta fe es la que nos debe acompañar durante el 2013, fe en Dios, fe en nosotros y fe en que lograremos cumplir las metas que nos propusimos no porque nosotros seamos un ejemplo en convicción y perseverancia, sino que porque creemos en alguien que sí lo es, su nombre es Cristo.

Jesús siempre fue un reflejo de un entusiasmo sostenido en el tiempo, Él nunca bajó los brazos o señaló no creer en que cumpliría sus metas, es más, cuando fue tentado o cuando se sintió presionado nunca abandonó la GRAN meta que se había trazado: Salvar a la humanidad. Si nos ponemos a pensar- a menos que tengamos un trastorno psicológico en el que creamos que somos el Mesías-  ninguno de nuestras metas puede ser mayor a ésa, porque ha sido la más ambiciosa de todas y lo seguirá siendo por siempre, hasta el fin de los tiempos.

Está claro que si comparamos nuestra voluntad con la de Jesús salimos perdiendo, obviamente, pero lo tenemos a Él de aliado, es Él quien nos ayuda a cumplir nuestras metas y si Él fue capaz de cumplir esa TREMENDA meta, ¡vayámonos a la segura y pidámosle que nos ayude en el cumplimiento de las nuestras!

Estoy 100% segura de que si lo hacemos, en la bienvenida del año 2014 añadiremos aún cosas más grandes a nuestra lista,  porque las del año que se va a estar acabando van haberse cumplido o si no, van haberse acercado a su cumplimiento. No pierdas el entusiasmo inicial, inyéctale fe y te acompañará hasta el último día del año.

Autora: Poly Toro

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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1 Comentario

  1. LILIA dice:

    Muy buena reflexion ,,yo creo que el proximo año sera de bendiciones y restitución, y esa lista cumplida gracias Señor por tu fidelidad

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