Esperando algo que no existe

Esperando algo que no existe

De  pequeña me encantaban los cuentos y las historias de príncipes y princesas,creo que Disney ha logrado capturar todos esos gustos y los ha plasmado en innumerables películas e historias que gozan del mismo argumento. Películas de amores ideales y perfectos pero a la vez irreales están en todos los canales de televisión y desde pequeños aprendemos estos esquemas y formatos.

No tengo nada en contra de estas películas, pero creo que también han aportado en el desarrollo de ideas fantasiosas y utópicas que escapan de la realidad y que en ocasiones aportan a que nos sintamos tremendamente frustrados al no poder replicarlas en la realidad. Me encantaría pensar en que seré rescatada por un valiente caballero que me besará y a través de ese beso se consolidará un amor eterno; también me gustaría creer que si beso a un sapo este se convertirá en un príncipe encantado que me hará soñar despierta. Todas estas ideas han llenado nuestra cabeza de historias que quisiéramos replicar y muchas veces nos alejan de nuestra verdadera vida, de aquello que está delante de nosotros.

Me asusta pensar en que no seamos capaces de aprovechar las oportunidades que se nos presentan pensando siempre que vendrá una mejor. En ocasiones puede que así sea. Por ejemplo, que al rechazar una buena oferta laboral que nos dejaba sin tiempo para la familia aparezca una nueva que compatibilice ambos mundos, eso es extraordinario. Existen momentos en que verdaderamente nos encontramos cara a cara con nuestras GRANDES oportunidades y en este encuentro seremos capaces de cambiar nuestra vida. Pero si constantemente tenemos otro parámetro en nuestras mentes y todo lo que llega como posibilidad lo rechazamos pensando en que vendrá algo mucho mejor, tal vez nos encontremos ante la espera de algo (o alguien) que no existe. Me preocupa mucho más la espera de alguien que no existe,  estar eternamente esperando a un príncipe o princesa azul y nunca darnos cuenta que la persona que estuvo (o está) frente a nosotros poco o nada tenía de sangre azul, pero era (o es) LA persona para acompañar nuestras vidas.

No me malinterpreten, no estoy señalando que debamos conformarnos con lo que venga o no tener sueños o deseos de superación, para nada. Sólo estoy señalando que espero que no nos ocurra que nuestras expectativas sean tan altas e irreales que vivamos una vida eternamente vacía e insatisfecha. Esto sería terrible y estoy segura que no es lo que quieres para tu vida.

Siempre que pienso en esto, no puedo evitar pensar en Jesús. Él podría haber aplazado su muerte conversando con Dios Padre y señalándole que aún no era suficiente la gente que creía en Él, que le diera más tiempo; sin embargo, Jesús aprovechó todas sus oportunidades, incluso hubo veces que se fue de algunos lugares sin predicar, porque estaba enfocado en lo que debía hacer y sabía que ese no era el lugar para estar. Jesús no fue autoexigente ni tampoco esperó algo que no existía, Él tuvo que ajustar sus expectativas, y no fue que se conformara con menos, Él entendía que todas las oportunidades que se le presentaron debía tomarlas tomó y aprovecharlas al máximo.

No esperes algo que no existe. Ajusta tus expectativas, saca el cuento de hadas de tu mente y empieza a disfrutar la vida que junto a Cristo puedes construir, una vida real, aterrizada y de disfrute en cada área de tu vida.  Te aseguro que eso remplaza cualquier cuento de hadas…

 Autora: Poly Toro

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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2 Comentarios

  1. nilda santos dice:

    la fe es la certeza de lo que se espera y la conviccion de lo que no se ve…..

  2. Pablo E. Castillo dice:

    Apoyo totalmente lo que escribió, no debemos ser parte de un sueño ni fábula imposible de plasmar en la realidad de los hechos. Muchas veces la realidad es distinta a los sueños idealizados. La realidad de los creyentes es una sola: Predicar el Evangelio de salvación, en todo rincón del mundo, sentir amor y temor por la obra del Señor, y darle la gloria debida a su Santo Nombre. De lo contrario si no predicamos, las piedras clamaran. Dios bendiga los distintos ministerios que se dedican a llevar las buenas nuevas de salvación. DLB

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