La mano del Maestro

La mano del Maestro

violinista dddLa presente historia cuenta sobre un día de subasta o compraventa. El subastador había presentado y vendido ya algunos objetos . Tocaba en este momento poner a consideración de los asistentes, un violín.

Claro que como el instrumento estaba sucio y estropeado; el subastador decidió  no ocupar   mucho tiempo en él.  ¿Cuánto me dan por este viejo violín? –preguntó- :   ¿cinco dólares, diez dólares? …  ¿quién me da doce? … doce dólares a  la una, doce dólares  a las dos…

En ese momento salió del fondo  de la sala,  un conocido músico de prestigio, quien se acercó hacia donde estaba el instrumento,  tomó el arco;  limpió el polvo y tras afinar  las cuerdas, interpretó sin dificultad una exquisita melodía. Cuando terminó de hacerlo,  el subastador, con voz firme, dijo: ¿Y bien, entonces ¿cuánto dan por el  violín?   quinientos dólares ?…  mil ? … dos mil dólares?    ¿Quién da dos mil? … dos mil,  a la una, dos mil a las dos,  dos mil a las…

Los presentes aplaudieron, pero algunos reflexionaban, así:  Si antes pidió por el violín, una cantidad ínfima  ¿por qué ahora pide tanto? … No entendemos “  

La respuesta no se hizo esperar: Pues lo que aumentó el valor del violín, fue el toque  de  la mano del maestro.

Amigos visitantes: Muchos que en el pasado hemos estado llevando vidas  desordenadas, llenas de  cicatrices,   dolor,   angustia,  al   igual que el violín de este relato,   habíamos sido subastados por muy poco valor.  A veces nos “compraban”  o mejor nos “vendíamos” por una botella de licor,   un plato de comida, una palmada en el hombro,  un   rato de diversión, o el reconocimiento de algún personaje “importante”. Hasta que llegó el  Maestro Jesús, y empezó a trabajar en nuestro corazón, a sacarle las mejores notas y melodías como solo Él puede  hacerlo,  y de inmediato nuestro valor aumentó.

Contigo también podrá: solo el toque del Señor puede darle  el valor real a tu  vida, para que seas violín afinado para grandes ejecuciones, sin importar cuán pobre seas, cuan necesitado estés, cuan pecador  te  hayas considerado.

La Sagrada Escritura  nos dice  través del Salmo 112: versos 1 y 2 y 3 :   “ ¡Alabado sea el Señor!…  Dichoso el que teme al Señor, el que halla gran deleite en sus mandamientos.  Sus hijos dominarán el país; la descendencia de los justos será bendecida.  En su casa habrá abundantes riquezas, y para siempre permanecerá su justicia.”

Autor: William Brayanes

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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