Lecciones que Dios nos regaló un domingo 6
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
(Isaías 41:10)
El domingo 6 de mayo del 2012, fue un día que mi familia y yo no olvidaremos jamás. Todo comenzó en la tarde, cuando mi hija de 17 años de edad, presentó un dolor agudo, a nivel del abdomen. Casi de inmediato la llevamos a emergencias de una unidad médica cercana. Allí le pusieron una ampolleta de determinado medicamento, con el cual se suponía, mermaría el malestar. Ya de regreso a casa, nuestra hija empezó a dar muestras de nuevas molestias, esta vez, algo así como ahogo, cerramiento del pecho, falta de aire. Todo hacía entender que su organismo estaba presentando una reacción alérgica al medicamento inyectado..
Nos estacionamos cerca de la casa, y la angustia empezaba a crecer al ver como la chiquilla en cuestión de segundos, se desmadejaba, perdía el sentido. Providencialmente asomó una vecina -dueña de una farmacia- a quien mi esposa casi a gritos le clamó que le consiga de inmediato una ampolla de “algo” y una jeringuilla para inyectar. Así se lo hizo en cuestión de cortos minutos, y con ello velozmente nos enrumbamos nuevamente hacia la unidad médica. Yo manejaba intentando rebasar una considerable hilera de carros que paseaban por el sector. Iba angustiado ante la idea de un desenlace fatal, más la angustia de chocar, de golpear algo o alguien. En la parte trasera del vehículo, mi esposa pugnaba por darle respiración boca a boca a nuestra hija. Finalmente llegamos a emergencia, depositamos a la chica en la camilla; le pusieron oxigeno y empezó otra larga lucha por reanimarla, por restituir su pulso, por lograr que sus bronquios –cerrados hasta el momento- se abran. Todos sabíamos que cada segundo era clave, por lo letal que resulta la pérdida de oxigeno a nivel del cerebro.
Los médicos de turno se afanaban; mi esposa sollozaba y le susurraba cosas al oído de nuestra adolescente; yo permanecía inmóvil, balbuceando algunas plegarias sueltas, sin saber exactamente qué más hacer; hasta que por fin alguien dio la mejor noticia que podíamos recibir: los bronquios se dilataban; el oxigeno -y por lo tanto la vida- regresaban al organismo de nuestra hija.
Al momento ella se halla feliz y satisfecha, efectuando con normalidad sus actividades propias de la edad; mientras tanto, nosotros como padres, seguimos rescatando las lecciones que Dios nos dio con este evento. Y créannos, aún no terminamos.
Pero entre tales lecciones está precisamente el hecho de entender, algo que todo el mundo sabe, pero que a veces ignoramos, y esto es: que nuestro paso por la vida es fugaz ; que nuestra existencia tiene un dueño llamado Dios; que en situaciones como éstas se prueba nuestra tan anunciada fe; y que el Señor en su omnisciencia, se vale de cualquier instrumento (en este caso de la vecina que asomó “providencialmente” con la ampolla de “algo” ) para cumplir Su Propósito .
Queridos amigos: reconocemos que este remezón nos asustó y nos dolió tremendamente, pero se lo agradecemos a Dios porque lo tomamos como una nueva demostración de su amor para con nosotros, y del propósito que debe tener para la vida de ella y la nuestra. Así lo expuse a los pocos días, en un testimonio público que di en la iglesia donde nos congregamos. No obstante, vale que sepan que hemos sentido cierto rubor, cierta vergüenza, porque ha sonado en nuestra mente aquella amorosa recriminación : “!Hombre de poca fe ¡ ¿por qué dudaste?” la misma que dirigió Jesús hacia Pedro, cuando éste al caminar sobre las aguas, se dejó invadir por el temor y sintió que se hundía. (Mateo 14: 30-31).
Autor: William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com
wow, tres palabras: GLORIA A DIOS.
Creo que todos reaccionaríamos de la misma manera como lo hicieron uds. Sabemos que Dios está con nosotros; pero también tenemos que actuar y pedir en esos momentos, que ponga ángeles en nuestro camino, para que nos ayude en tan difíciles momentos.
Tengo que decírle con mucho respeto…Hno. En la fe….yo tengo una hija que tiene ya 35 años a Dios sea la Cloria…Ella paso por el virus de meriingithis..y no lo sabíamos mi esposo y yo..le faltaban dos semanas para cumplir los tres años.Cuando la lleve al hospital me dicen es un virus común sin hacerle un examen y me la lleve a mi casa…. A los tres días volví con ella y de verla otro medico nos dice la niña representa un cuadro de la meringithis…. Estuvo en el hospital por 14 días..yo estuve con ella sin despegarme un instante y orando a Dios que mi hija quedara bien de salud… Y si,el virus no llego al celebro….pero a causa de los medícamentos tan fuertes perdió el audio….un día la lleve una campana en PR que el predicador era el siervo Yiye Ávila y cuando llamo para la oración para sanidad yo corrí con ella a premera fila cerquita de el..oro por ella…yo sentí que esa oración de sanidad estaba echa..pero yo esperaba que fuera instantánea y volví hacia el altar cuando hizo el segundo llamado y el siervo del Senor me dice mujer de poca fe…Ud. ya sabe que vergüenza pase…no creí la sanidad que estaba echa….hoy mi hija lleva una vida normal esta casada tiene dos niños normales.fue a la escuela hasta terminar la hight no fue fácil pero Dios le ha dado una capacidad para entender las cosas de la vida…y que la crié en el evangelio y hoy por hoy ella no deja de querer buscar de Dios….Dios me dijo en muchas ocasiones ella va a leer y a escribir antes de oír y yo le creo a Dios….Somos humanos y Dios lo sabe todo…son experiencias que tenemos que pasar por algo que Dios quiere que aprendamos….este mensaje trajo a mi memoria ese día en la campana…A cuerdese que en Cristo somos mas que vencedores EL sabe lo que hace en nuestras vidas…. DLBM a Ud. Y a su familia..para que suceden estas cosas?
Gracias María Luisa por compartir tu testimonio. Es inspirador y me sirve como fuente de revelación de algunas cosas que se me escapaban. Dios la bendiga a Ud. y los suyos.