Magnolias de acero

Magnolias de acero

Existe una película de finales de los años ochenta que se llama “Steal magnolias” (“magnolias de acero”, en español) que relata la historia de seis mujeres comunes y corrientes que viven en un pueblo del sur de Estado Unidos. Ignoro porqué escogieron este nombre para la película, pero las dos palabras juntas guardan un profundo significado para mí.

Existe una especie de magnolia que se llama “liliflora” y es considerada un arbusto por su “pequeño” tamaño, sólo alcanza la altura de cuatro metros. Hay algo especial en el fruto de este arbusto y son las maravillosas flores que aparecen en invierno.  Me encanta caminar por las calles de mi ciudad y ver cómo estas flores aparecen erguidas en ese tronco con escasas hojas cuando todas las flores de la primavera ya se fueron a dormir.  Cuando las flores son cortadas de la rama que las sostienen resisten muy poco tiempo sin marchitarse y sus pétalos se debilitan hasta casi quedar completamente transparentes. Me impresiona lo firme de su tronco y lo débil de sus pétales, es como ninguna otra flor. Es única en su especie.

También me impresiona que sea una flor que habite en altura, que en vez de tener tallo tenga tronco y que tenga escasas hojas que la rodean, pero lo que más me llama la atención es que florezca en invierno. Tal vez este arbusto ha entendido algo que tú y yo aún no logramos comprender.

Cuando pienso en magnolias pienso en ti y en mí, pero también pienso en alguien más. Pienso en Jesús. Pienso en que somos como esas magnolias, con un tronco firme que es Cristo, quien nos eleva por sobre las circunstancias y aún en invierno nos hace florecer; pero también pienso en la fragilidad de los pétalos y ahí me encuentro con el sentido de la película que mencionaba en un principio: “Magnolias de Acero”. El acero es una combinación de hierro y carbón que se utiliza generalmente para construir estructuras como puentes y estanques, o sea, estructuras que deben ser firmes y resistentes. ¿Me sigues con la metáfora? Exactamente. El “acero” nos da la fuerza y resistencia que nuestro delicado y fatigable cuerpo no posee, nos permite seguir siendo frágiles pero resistentes, nos da el valor para reconocer nuestra naturaleza y permitir que Dios la transforme por completo.

En Cristo somos ¡MAGNOLIAS DE ACERO!

Autora: Poly Toro

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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