No es con un simple Adacadabra
“Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio; la cual sin tener jefe, ni oficial ni señor, prepara en el verano su alimento y recoge en la cosecha su sustento”
(Proverbios 6:6-8)
Un relato de Anthony Melo cuenta que cierto día, un discípulo montando su camello, llegó ante su maestro; bajó del animal, entró en la tienda, hizo una profunda reverencia a su mentor, y le dijo: “Maestro, es tanta mi confianza en Dios, que he dejado suelto a mi camello ahí afuera, porque estoy convencido de que Dios protege los intereses de los que le aman”.
La inmediata respuesta del maestro fue: “Pues más vale que salgas ahora mismo, y ates tu camello, para que no se te escape; Dios no puede ocuparse de hacer en tu lugar, lo que eres perfectamente capaz de hacer por ti mismo.”
Queridos amigos: es cierto que todas nuestras acciones debemos encomendarlas al Señor, eso no significa mantenernos inertes o impávidos, esperando que las cosas se resuelvan con solo pronunciar el famoso y tan popular “Abracadabra”, de los magos.
El atleta no gana la carrera, con solo orar el día de la competencia, sino también con la disciplina que exige el entrenamiento diario.
Un empleo se consigue, no únicamente orando y quedándonos en casa, “panza arriba”, sino saliendo a buscar trabajo.
Las cerraduras han sido hechas para protección; no sería entonces prudente que oremos para que nuestra casa no sea asaltada, mientras en un exceso de ingenuidad, durmamos con las puertas abiertas.
Los estudiantes de fe, saben que las buenas calificaciones se logran no solo a punta de oración, sino también de “quemarse las pestañas” preparando la asignatura.
Tus conflictos familiares no se resolverán simplemente con pedirle al Señor que modifique al resto, mientras tú no comiences mostrando tu testimonio de cambio personal.
Por eso se dice que la palabra oración, debe desglosarse como: Ora – Acción, esto es que nuestros pedidos deben ir secundados por la gestión. Dios, necesita ver nuestro esfuerzo.
Mi padre, cuando me percibía necesitado pero inerte, solía repetirme el viejo refrán: “A Dios rogando, y con el mazo dando”. Más tarde en la Sagrada Escritura supe que Jesús promete: “Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. “ (Mateo 7:7).
Autor: William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com