No tan cerrados…

No tan cerrados…

no tan cerradosPor mi profesión escucho cientos de relatos sobre relaciones de pareja que no resultaron como se esperaba, o en donde le príncipe azulo no tenía ni la capa, ni nada; también las vivencias de amigas cercanas y familiares a quienes el amor les ha sido un poco esquivo y todas concuerdan en que, de una u otra manera, hubo cosas que “no vieron” o que si las vieron, las dejaron pasar.

Del amor habla todo el mundo, y cada uno habla con la autoridad que le ha dejado la experiencia que haya tenido, por lo tanto habrá defensores y también detractores del amor. Amar es una experiencia extraordinaria en todo el sentido de esta palabra, tener un sentimiento que vaya más allá de sí mismo ya es una experiencia fuera de lugar, pero muchas veces confundimos lo que el verdadero amor es y de que sólo existe un ser en el mundo capaz de darnos el amor que necesitamos en todo su esplendor: Cristo.

Amarse “con los ojos cerrados” es una expresión que intenta dar cuenta de que hay que amar sin condición, sin reservas y aceptando las diferencias, para mí esta expresión es peligrosa porque omite parte de lo que la otra persona es, no es que debamos amar “a pesar de…”, sino que “con…”, en el “con” hay aceptación total de lo que el otro es y significa.

Por otra parte, amar con los ojos demasiado cerrados también es un riesgo, porque pierdes objetividad e impides que el otro a quien amas también crezca y “evolucione” a partir del amor que le das. Por ejemplo, un riesgo de amar con los ojos demasiado cerrados es que aceptes que tu pareja sea floja y no le guste trabajar, o que sea MUY amable con el sexo opuesto, o que a veces te diga cosas que te hagan sentir mal. Amar no significa que la otra persona es perfecta y que debo obviar o invisibilizar sus defectos, es que, trayendo sus defectos a primer plano sigue siendo lo que quieres, lo que Dios tiene para ti.

El único que se merece nuestra confianza total y nuestros ojos absolutamente cerrados es Dios, porque no hay nada que Él haga que nos pueda alarmar. Con esto no estoy diciendo que el amor a nuestros maridos o familiares no deba o pueda ser lo suficientemente profundo o incondicional, nada de eso, lo que estoy diciendo es que en el amor también se debe estar muy atento, porque es algo que se debe cuidar, alimentar, fomentar y que cuando tenemos los ojos demasiado cerrados, eso nos enceguece para ver en qué áreas de la relación se debe trabajar y la manera de hacerlo. Ojos bien abiertos, son ojos bien atentos.

Autora: Poly Toro

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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