No vas a poder
Juan (*), hoy adulto mayor; desde que era un niño, “a modo de aliento” su madre continuamente le decía “No vas a poder” cada vez que emprendía algo nuevo.
El lo recuerda y lo tiene mucho más presente, hoy que es padre de familia y que su madre ya no está entre nosotros, habiendo partido a la presencia del Señor hace un tiempo.
Cada vez que las condiciones de vida, trabajo o familia varían y lo obligan a un cambio, a nuevas estrategias, a realizar otro tipo de esfuerzos fuera de lo habitualmente rutinario; las palabras de su madre se hacen presentes.
“No vas a poder” ha sido una declaración constante en su mente y en su vida, aún cuando la autora ya no se encuentra presente. Cada vez que Juan debe iniciar algo nuevo, aún antes de comenzar nada; la sombra de la duda, el fantasma del fracaso, la mancha de la derrota cobran vida a través de esta triste y penosa declaración que escuchó demasiadas veces en su vida desde que era un tierno niño… y aún hoy sus ecos siguen haciéndose oír en su mente.
Muchos años de esfuerzo y oraciones le han costado a Juan apartar su oído de esta nefasta, lapidaria declaración. Y aún así nunca consiguió separarse por completo de ella, a pesar de ser un cristiano de unos cuantos años en el camino de Nuestro Señor.
Una sana advertencia con sabiduría, es una cosa. Pero cuando se trata de una declaración constante, enfermiza, que mina la autoestima y corrompe los cimientos de la confianza y el valor… es una daga clavada en lo más íntimo del alma.
¡Cuántos de nosotros en algún momento de nuestras vidas hemos recibido “advertencias” como esta de quién más confiábamos! ¡Cuántos de nosotros hemos sido y aún hoy lo somos como Juan (*), portadores sin quererlo ni merecerlo del fracaso de otro!
¡ROMPE LAS CADENAS HOY! ¡SÍ VAS A PODER!
Dios nos ha dotado una de las más formidables armas contra esta clase de males… LA ORACION.
Si hoy un “no vas a poder” duele y corrompe en tu vida… Dios no desprecia ni hace caso omiso a un corazón quebrantado y humillado. En tus propias palabras -no en oraciones aprendidas ni dichas de memoria- sólo en esas palabras que pueden brotar desde lo profundo de un corazón dolido y quebrantado, ACUDE AL ALTISIMO en la absoluta certeza de que EL y solo EL tiene el poder para romper esas cadenas que te mantienen cautivo/a.
Autor: Luis Caccia Guerra
Escrito para www.mensajesdeanimo.com
______________
(*): Juan es ficticio. Se cambia su nombre a solicitud del interesado en razón de tratarse de un testimonio de primera mano tomado de la vida real.