Siempre he leído que es en la juventud donde se toman las decisiones más importantes de la vida, qué estudiar, casarse o no, tener hijos, etc. Pareciera ser que en esos años definimos un poco la línea en que vamos a transitar en los próximos años y que orientará nuestro accionar. Lo complejo es que en la juventud experimentamos muchos cambios, hay muchas cosas que pensábamos que queríamos y luego nos damos cuenta de que no, es cosa de darle un vistazo al closet femenino para comprobar que esto es así.

Claramente, hay decisiones que parecieran ser más difíciles que otras, pero creo que hay una que es excepcionalmente difícil y esta es la de escoger una pareja. Existen millones de libros que hablan de cómo prepararse para una cita, de qué decir y que no, hasta de cómo vestirse. Muchos autores de estos libros relatan sus propias experiencias y lo lleno de desaciertos que estuvo este periodo de “búsqueda” hasta que al fin hallaron lo que anhelaban. Pese a lo distinto de las historias y los contextos, pareciera ser que el común denominador- además del amor- fue el compartir una pasión. Sabemos que la pasión es un motor que nos puede llevar a  hacer muchas locuras, pero también es aquello que nos puede servir de criterio seleccionador cuando esperamos tener una relación de pareja, por ejemplo.

Soy una fiel convencida de que si Dios nos dio pasión por algo, hay alguien así de apasionado como nosotros en alguna parte del mundo e incluso más cerca de lo que pensamos dispuesto a compartir ese fuego que lo mueve con nosotros. PERO, para encontrar a alguien que se apasione por aquello que a ti te hace vibrar…primero tienes que encontrar qué es lo que te hace vibrar a ti, cuál es tu pasión y DEDICARTE  a ella. Para ser un novio o marido feliz, primero tienes que ser un solter@ feliz, si no, ningún estado civil te lo va a regalar.

Busca qué te apasiona, qué amas hacer, qué cosa serías capaz de hacer aunque tuvieras que desvelarte, ocupar tiempo extra o hacerlo gratis; enamórate de tu pasión y comprométete con ella, que cuando le cuentes al mundo cuál es se te acelere el corazón, te brillen los ojos y no puedas dejar de hablar de ella. Que sea tu motor a propulsión y te mueva a alcanzar tus metas, sólo así podrás entender la pasión de la persona que te acompañará por el resto de tu vida, sólo así serás capaz de amar aquello que ella ama y luchar juntos en post de un proyecto en común.

Quisiera dejarte una frase que me dijeron hace pocos días atrás cuando conversaba con un amigo sobre este mismo tema, es tremendamente profunda y a mí me impactó muchísimo, pese a haber escuchado muchas otras, ninguna me impactó tanto como ésta:

“No puedes compartir tu cama con quien no comparte tu pasión”

Y es cierto…no puedes compartir tu vida, tus sueños y tu futuro con alguien que no comparta tu pasión, que no comparta el llamado que Dios te ha hecho y el propósito por el cual estás en la tierra.

Autora: Poly Toro

Escrito para www.mensajesdeanimo.com