¿Realmente es tuya esa planta?
Hay una historia acerca de un emperador que convocó a todos los varones solteros del reino, pues era tiempo de buscar pareja para su hija.
Cuando estuvieron reunidos, el rey les dijo:
“Les voy a dar una semilla diferente a cada uno de ustedes; al cabo de seis meses deberán traerme en una maceta, la planta que haya nacido de esa semilla. Aquél que traiga la planta más bella, tendrá como premio, la mano de mi hija”.
Cuando llegó el día indicado, todos los concursantes arribaron al castillo, portando cada quien, las más exóticas plantas, menos un joven, cuyo macetero iba vacío. Obviamente el resto de participantes no paraban de jactarse de sus hermosas especies, y de burlarse del referido joven, por su fracaso.
Mas, finalizada la inspección el monarca declaró como vencedor, precisamente al joven que portaba el macetero vacío. Obviamente la sorpresa, el disgusto y los reclamos del resto no se hicieron esperar. Pero el rey justificó su decisión, diciéndoles:
“Ustedes desean saber el porqué de mi fallo; pues bien, este joven ganó por su honestidad. A todos les di una semilla infértil, y todos ustedes trataron de engañarme colocando otras plantas, menos este joven que al presentarse con su macetero vacío, demostró tener integridad y coraje, cualidades que un futuro rey y esposo de mi hija debe ostentar. Caso cerrado”.
Querido lector: Muchas veces intentamos cubrirnos con las apariencias, ostentando “flores” o “frutos” que no son nuestros, que no nos pertenecen, olvidando que el Señor demanda de todos que seamos honestos e íntegros, que no manejemos doble vida ni doble discurso. Nuestro testimonio debe ser el mismo, tanto en público como en reservado.
Eso significa que no es bueno que en ciertos sitios o ante determinadas personas, simules los mejores frutos (paciencia, bondad, paz, corrección, integridad) cuando ni siquiera los tienes, pues puertas adentro de tu hogar, es donde asoma de cuerpo entero tu verdadero yo, carente de aquellos, lleno de falencias y desatinos.
“No se engañen; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.” (Gálatas 6:7)
Autor: William Brayanes
Escrito para www.mensajesdeanimo.com
Estoy de acuerdo con el articulo, muchas personas vivimos o hemos vivida doble vida queriendo dar una apariencia que en realidad no es la nuestra, pero gracias a Dios que nos ilumina podemos encontrar el coraje de renunciar a esa vida y tratar de llevar una vida mas honesta, aprendiendo cada dia y viviendo mas en paz.