Recibir sin dar…
Existen muchos tipos de personas, tantos como habitantes en el mundo hay, por esto mismo nos es difícil ponernos de acuerdo e intentar vivir en paz. Dentro de todo este “zoológico” de especies humanas nos podemos encontrar con gente con personalidades excéntricas y otras más comunes y corrientes, como diríamos coloquialmente.
Dentro de nuestra especie humana, conocemos gente capaz de una generosidad que supera los límites de nuestra propia comprensión, son seres casi celestiales capaces de darse al otro desinteresadamente. Son casi los “super héroes” que vemos en reportajes de la televisión. Sin embargo, este fin de semana cambió un poco mi percepción sobre ellos.
A lo largo de nuestra vida, nos tocará enfrentar distintos desafíos e ir superando distintas etapas. No estoy diciendo nada novedoso ni muy inteligente. Todos los sabemos desde el momento casi de nuestra concepción. Lo que no sabemos es que en esas etapas también estaremos rodeados de personas que aportarán o la harán más difícil, depende de la asignación que tengan para nuestras vidas.
Es así, como nos encontraremos con personas con quienes pasaremos tiempo, invertiremos recursos cognitivos y emocionales en hacerles compañía y no recibiremos absolutamente nada a cambio. Es una relación en una sola dirección, sin ningún tipo de feedback. Para sobrevivir a estas relaciones, tendremos otras en donde entregaremos y recibiremos a cambio algo, estas son relaciones basadas en el principio de la reciprocidad y son una bocanada de aire fresco frente al ahogo que nos produce el otro tipo de repertorio conductual desarrollado por quienes se relacionan con nosotros sólo desde lo que pueden recibir de nuestra parte. Nadie puede sobrevivir en este mundo sólo con el primer tipo, los seres humanos por condición casi genética, necesitamos de la RECIPROCIDAD. Funcionamos en esa lógica, si no, no operaríamos con tanta naturalidad con la lógica de causa-efecto como lo hacemos en la cotidianeidad.
Además de estos dos modelos relacionales, tenemos un tercero. Es el recibir sin dar. Es muy probable que este sea el porcentaje menor que tengamos en nuestras vidas. Es muy probable que sólo nuestros padres sean capaces de operar en este tipo de relaciones. Lo que sí es cierto, es que necesitamos de este “regaloneo”. Necesitamos que alguien nos quiera aunque no hagamos nada por conseguir ese cariño. Necesitamos alguien que nos acepte y valore incondicionalmente para seguir adelante. NADIE podría vivir sin esto, nadie que se haga llamar humano, podría prescindir de este tipo de relaciones.
Si tú te pusieras a evaluar ahora en tu vida el porcentaje que tienes de relaciones en donde das sin recibir, das y recibes, y recibes sin dar te aseguro que este último sería el porcentaje más bajo. Si el más alto es el primero y el segundo sólo ocupa un porcentaje pequeño, te sugiero salir en búsqueda de tu aire fresco para poder sostener aquellas relaciones en donde no recibes nada a cambio. No nos hagamos los super héroes, no olvidemos nuestra naturaleza humana. El único que podría sobrevivir dando sin recibir es Dios, y tú y yo estamos bien lejos de ser como Él, y como Él ya lo sabe, te da, regala, bendice, cuida, protege, prospera, alienta, escucha, sustenta, defiende, sana, consuela, aconseja y todo lo que se te pueda ocurrir, sin (muchas veces) recibir NADA a cambio, porque Su satisfacción es que tú disfrutes lo que Él te da. Esa es su satisfacción más grande. Si quieres hacer sonreír a Dios, recibe lo que te quiere dar y cultiva relaciones saludables con los demás, entendiendo que, por condición natural, estamos preparados para recibir (lo que queremos) más que a dar lo que muchas veces no tenemos.
Autora: Poly Toro
Escrito para www.mensajesdeanimo.com
Me gusta el Tema de hoy, porque estoy acostumbrado a dar sin medidas, siento que soy diligente y detallista en lo que hago y regalo, siempre quiero que le guste a la otra persona lo que guardo para ella. Pero la mayor alegría que tengo es saber, que Dios me confía muchas cosas que tengo para dar, y cuando lo hago, lo hago de corazón, sin esperar nada a cambio, ya que lo mío es desinteresado. En pocas palabras solo trato de compartir con los demás, lo que Dios me confió.Soy consciente que aveces no hay devolución recíproca de las personas, es decir algunas creen que se lo merecen, otras piensan que lo hacemos para sobresalir(Egocentrismo), pero otras piensan y sienten el amor fraterno, y devuelven con el mismo amor y gratitud.
En todos los casos, siento que aun cuando no crezca en sus corazones, el amor que les comparto, en el mío seguirá creciendo sin renunciar, por amor al Nombre del Señor. Bendiciones
Para mi, El dar es la clave para amar a nuestro prójimo, ya que dar sin esperar nada a cambio, nos hace imitar a nuestro Dios y esa es su naturaleza, cuando hacemos esto de corazón nuestro espíritu se regocija y nos trae acercamiento a nuestro padre celestial.