Sin fuerzas, pero con Fe

Sin fuerzas, pero con Fe

Hace poco vi una película, la cual trataba  de una joven creyente evangélica que salía de un terrible siniestro que había vivido en un avión. Gran parte de su cuerpo había sido alcanzado por la llamas, estuvo en rehabilitación varios meses. La joven dio testimonio de lo que vivió y allí confesó que dudaba de que Dios existiera.

He aquí, frente a una situación parecida, difícil, muchos creyentes se preguntan, nos preguntamos ¿Existe Dios? Si existe ¿Por qué  pasar por esto? ¿Por qué a mí? ¿Qué hice yo? ¿De qué sirve creer en Dios si estoy viviendo o pasando por tal situación o problema que parece no tener fin y cada vez se hace más difícil avanzar, seguir, alzar el vuelo como águila?

¿Por qué cada vez que alzo la vista al cielo no veo, ni oigo nada, solo silencio? Hay personas que se alejan del  Señor, creyendo que tal vez hay una “una mejor vida” en otro lugar, cuando en realidad se están alejando de Quien nunca olvida quien eres ni te deja de amar.

Hacemos, actuamos, vivimos acorde y al ritmo del mundo;  cometemos todos los pecados posibles por estar enojados con Dios. Nos cruzamos de vereda pensando que del otro lado encontraremos lo que buscamos.

Mientras estamos como barco a la deriva sin un capitán que no guíe, solos tristes, sin fuerzas, aparece este ser demoníaco  en silencio, invade la mente, saca lo peor de ti, te confunde, te hiere, te destroza. Hace que dudes de Dios, que te alejes de Él, te ofrece todo aquello que quieres ahora, ya!! Te promete, cosas que nunca pensaste que tendrías pero que querrás tener, todo aquello que sólo tiene valor material y efímero. Nada eterno.

Eres la presa en medio de una bandada de cuervos que vuela en círculos alrededor de ti cuando estás débil, sin fuerzas.

¿Te sientes así? ¿No sabes qué hacer? ¿Ni a dónde ir? Yo tampoco lo sabía pero en medio de la crisis, de la tormenta que me lleva de un lado a otro desequilibrando mi vuelo, haciendo que pierda la coordinación; una, una vez más aparece Él, el Señor. ¿Sabes por qué? Porque algo de fe hay en mí, porque recuerdo que hoy estoy aquí por Él, porque Él lo quiso así,

A veces nos cuesta entender lo que Dios nos hace pasar. La prueba que nos pone en el camino, parece no tener fin, no tener salida, sin rumbo. Es más, pareciera que por momentos Dios se olvidara de nosotros o no tuviera tiempo de escucharnos. Pero no es así, Él sabe cómo estamos, nos sentimos, pensamos, conoce cada parte de nuestro ser, nuestros pensamientos.

Dios nunca te pondrá en una prueba la cual no puedas pasar, porque el  estará peleando por ti, caminará a tu lado. Aunque no lo escuches, no lo sientas, no lo veas, está. El tenderá su mano, te guardará del mal, bajo sus alas te protegerá en medio de la tormenta.

Y los grandes anhelos de tu vida, de tu corazón se cumplirán acorde a los planes y tiempos de Dios. Recuerda que siempre sus planes y sus tiempos son mejores que los nuestros. Que los problemas son diminutos a su lado, que no hay imposibles para Él.

Hace cinco años termine la secundaría, decidí  tomarme el año libre para pensar que quería seguir, estudiar qué carrera elegiría en y para mi futuro. Dos años  seguidos intenté entrar a la universidad y fracasé. En los años siguientes estudie inglés, parte de piano e hice un curso para conseguir trabajo. Aquí estoy, sin trabajo, sin estudios, sin concretar sueños.

Tenía varias careras en mente, la confusión, los dos primeros años de fracaso me tiraron abajo, me quitaron las ganas de seguir luchando e intentando. ¿Fueron años desperdiciados? Para aquél entonces pareció que sí. Fueron dolorosos, me costó levantarme, me costó agitar mis alas y volver a levantar el vuelo. Recordé que he ganado peores batallas, recordé que hoy estoy aquí por uno o varios propósitos, que no soy yo quien dicta los tiempos, no soy yo quien tiene el control. Sí soy dueña de decidir en quien creer y a quien seguir, a quien buscar, a quien dejarle mi vida en sus manos.

 Querida/o lector, seas o no creyente, si tu vida se encuentra en una penumbra, en las oscuridades, en un pozo que no tiene fin, quiero recordarte y si no lo sabías quiero decirte; que hay Alguien que quiere extender su mano, quiere abrazarte, quiere abrazarte. Quiere caminar contigo. Él es Jesús.  No hay mejor ayuda, si deveras crees en Él y entregas tu vida rota en sus manos. No existe nada ni nadie que pueda ayudarte más que Él. Solo tienes que confiar, creer, aunque la espera sea larga, deja que tome el control de tu vida. Solo acéptalo en tu corazón en tu vida, en tu camino.

Por:  Jésica Andrea

Escrito para www.mensajesdeanimo.com



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