Sueños prestados
El título de este escrito hace que me den ganas de dejarlo hasta acá, porque creo que ya al juntar ambas palabras está todo dicho, pero como me enseñaron que lo obvio no existe, profundizaré en porqué “sueños” y “prestados” no deberían estar nunca juntas.
Cuando somos pequeños (de edad, porque algunos nos quedamos pequeños de tamaño) y vamos conociendo el mundo, no nos sirve que nos cuenten a qué sabe el helado de chocolate, tenemos que probarlo, tampoco nos sirve que nos digan que seremos policías o médicos, ser futbolista, bailarina o paseador de perros parecen profesiones prometedoras para nuestro futuro. Y así con una secuencia de decisiones y pasos que vamos dando en la medida que vamos transformándonos en adultos.
Esta semana pude participar de una exposición en la capital de mi país que se llama “Kidzania”, es una especie de país sólo para niños y en donde cada uno puede escoger profesiones u oficios en los cuales desenvolverse. Lo mejor de todos es que son ellos los que escogen, porque los adultos no pueden entrar a jugar con ellos. Me encantaba ver cómo algunos pequeños disfrutaban entregando correspondencia y siendo bomberos, era maravilloso ver sus elecciones y cómo se divertían. Vivían sus fantasías, no las de sus papás u otros niños, las suyas.
Eso es algo que muchas veces en la adultez se pierde. La capacidad de soñar y ser fiel a esos sueños, pero a los propios, no a los que la familia te regala (ser una profesión X), o el trabajo te regala (llegar a ser gerente) o la sociedad te presta (ser exitoso, poderoso, millonario), no, ser fiel a esos sueños que parecen tan imposibles pero que eso es lo que los hacen aún más atractivos.
Si tuviéramos la capacidad de ver más allá de los rostros de las personas, estoy segura que veríamos una multitud llevando a cuesta sueños que nos son de ellos, o bien la tradición familiar se los dejaron, o nunca pudieron soñar por sí mismos y se embarcaron en los proyectos, en las aventuras de otros prestando su vida como trampolín para que otros lleguen a lugares donde ellos nunca aspiraron a llegar, porque no saben realmente hacia donde van.
Si hay algo triste y poco provechoso, es vivir la vida “desenchufado” de lo que late fuertemente en tu corazón. Creo que no ser capaz de contactarte con tus pasiones, de no encender el carboncito que está en tu corazón es desaprovechar las oportunidades que la vida te regala y no “honrar” la vida.
Cuando pienso en esto, pienso inevitablemente en Dios. Él tuvo un sueño, la verdad es que tuvo varios, pero dentro de tooooooooooooooodos los que tuvo, estábamos tú y yo, su proyecto más ambicioso. Ese sueño fue totalmente auténtico, Él lo diseñó, Él lo quiso así, se lo imaginó y lo ha vivido hasta el día de hoy. Pero hubo alguien que también quiso ese sueño, pero no era el suyo, fue un sueño robado, es fue Satanás. Tuvo tan poca creatividad que tuvo que robar un sueño para sentir que hacía algo…pero siempre ha sido un sueño prestado y alterado, porque no estaba diseñado para él.
Me resisto a vivir un sueño que no fue diseñado para mí, es como poner un par de zapatos que me queda grande, o apretados. No, si Dios me dio la capacidad de soñar es para que invente mis propios desafíos, con el compromiso de que Él me ayudará a cumplirlos. Renuncia tú también a los sueños prestados y comienza a luchar por los tuyos, esos son los únicos que te moverán desde lo imposible a lo EXTRAORDINARIO. Alentarán tu corazón y te llenarán de valor y vigor cuando sientas que se alejan de ti. Si lo hacen, lucha con más fuerza. Consigue TUS sueños y deja ir los sueños de otros…ellos se encargarán de cumplirlos.
Autora: Poly Toro
Escrito para www.mensajesdeanimo.com