Una mirada alegre…
…trae gozo al corazón, las buenas noticias contribuyen a la buena salud” dice uno de los versículos de proverbios y lo he comprobado en el día de hoy.
Trabajo en un Colegio en donde ocurren cientos de cosas a la vez, se empieza a trabajar en algo y al minuto siguiente ya se debe estar focalizado en otra. Hay que trabajar rápido, hay que alcanzar a hacerlo todo. En medio de ese vehículo que avanza con propulsión a chorro, me tomo el momento de saludar a quienes “adelanto” con mi motor turbo para regalarles un “buenos días” o una sonrisa. Muchas veces he creído que o no me escuchan o no me ven, pero definitivamente no es así.
La “tía” que hace el aseo de mi oficina pasó por allí esta mañana a retirar la cantidad estratosférica de papeles que había en el basurero, cuando la vi entrar la saludé como me es habitual, una vez que vertió el contenido del recipiente hizo una pausa y me miró diciéndome: “tía, me encanta cuando está usted porque me alegra el día”. Luego de esa declaración no me quedó más que darle muchas gracias, quedando absolutamente sorprendida por su comentario. Traté de verificar mi rostro, para ver si tenía algo peculiar en él y no…estaba igual que siempre.
Continuó la mañana y seguí en mi avalancha de actividades, necesitaba un documento y fui hasta la secretaría, como no estaba la persona a cargo me regresé a la oficina, justo pasó por afuera de mi puerta a quien yo buscaba y sin la necesidad de llamarla, entró y me dijo “esta oficina es otra cosa, es como para venir a desestresarse”. Dos personas, sin ponerse de acuerdo me habían dicho lo mismo. Algo estaba pasando. Algo tenía que aprender. Algo tenía que repetir.
Es cierto lo que nos dice el libro de proverbios, una mirada alegre trae gozo al corazón. Estoy segura que tú también lo has comprobado en alguna ocasión. Me parece increíble el poder que tiene una sonrisa, o una mirada alegre. Pienso en la mirada de Jesús, y lo único que quisiera es que a través de mis ojos puedan ver la mirada alegre con la que Jesús me mira cada día, incluso con mis equivocaciones constantes y mis desaciertos. Incluso con eso.
Hoy quiero ser portadora de buenas noticias para traer buena salud, sabiendo que la mejor noticia que podemos transmitir es que Cristo VIVE por mí, por ti y por todos. En vez de dedicarnos muchas veces a hacer “grandes cosas” (como yo, corriendo de un lado a otro en el lugar en que trabajo para alcanzar a hacer todo lo que me solicitan) seamos sembradores de miradas alegres y de buenas noticias, de esta manera quienes nos rodean podrán experimentar al menos el 5% de lo que Cristo es y de lo que pudiera llegar a hacer en sus vidas. Intentémoslo, demos miradas alegres, demos buenas noticias.
Autora: Poly Toro
Escrito para www.mensajesdeanimo.com